¿Quién no tiene un pequeño placer inconfesable que mantiene oculto al resto? Eso que hacemos sin ser vistos, en la intimidad de nuestra casa. Pues gracias a Anna Ferrer Padilla hemos descubierto lo que más le gusta hacer a su madre, Paz, cuando cree que nadie la ve, como cantaba Alejandro Sanz…
Parece que Paz Padilla, cuando no está memorizando guiones, en los platós o entrenando a tope en el gimnasio, le gusta relajarse viendo una serie. Hasta ahí todo normal. Todos lo hacemos. Lo que ocurre es que la gaditana está enganchada a una ficción turca. Sí. Y no entiende ni papa de turco, como imaginaréis.
Su hija Anna ha hecho pública esta afición de su madre, que ha aclarado que la puede seguir gracias a los subtítulos en español, porque ella es avispada pero si no de qué iba a poder saber qué ocurre ocurre en este serial turco.
Padilla no es de las que se pone fronteras a la hora de disfrutar de sus ratos de ocio, pero nos surge una gran duda al descubrir este hobby: ¿cómo llega una a engancharse a unos capítulos de estas características? Y lo más importante de todo, ¿cómo la descubrió?
Paz es tan exótica, que hasta a la hora de apostar por el entretenimiento tiene que dar muestras de ello. ¿No recordáis acaso su boda en la India? ¿O el baile tipo Bollywood con el que deleitó a sus invitados en la posterior celebración en Cádiz?
Anna, sin embargo, es más de picotear de aquí y de allí en lo que a series se refiere. Reconoce aburrirse pronto con ellas, y pasar a otra. Ahora, con la cantidad que hay para elegir, lo tiene fácil, pero esta manera de entender el entretenimiento saca de sus casillas a su chico, que no puede engancharse a ninguna. Ferrer no le da lugar. Tenemos la solución: ¡Que se sume a su suegra a las noches de series turcas!