María José Gómez Verdú, experta en protocolo, avisa sobre Eugenia Martínez de Irujo: "Una personalidad que desafía las normas tradicionales de la nobleza"

Una experta en protocolo ha analizado la vida y acciones de Eugenia Martínez de Irujo, duquesa de Montor, y ha avisado sobre su manera de saltarse las normas pese a sus títulos nobiliarios

Jara Bravo
Jara Bravo

Redactora digital de Lecturas

Eugenia Martínez de Irujo
GTRES

Eugenia Martínez de Irujo fue la gran ilusión de su familia. Después de cinco niños, Luis Martínez de Irujo y Cayetana Fitz James Stuart daban la bienvenida a su única hija el 28 de noviembre de 1968 en la Maternidad Santa Cristina, en Madrid. Una feliz noticia que la duquesa compartía en exclusiva con la revista Lecturas. "Esperaba una niña desde hacía dieciocho años", expresaba.

Poco sabía la pequeña Eugenia que había nacido en una de las familias aristócratas más importantes de nuestro país. Se le otorgó el título de duquesa de Montoro y Grande de España. Un reconocimiento acorde con el linaje al que pertenecía el clan. Sin embargo, Eugenia nunca se adaptó del todo al protocolo y las normas que ese estatus conllevaba.

A medida que se hacia mayor, demostró alejarse de la vida de lujos de su familia. Por ejemplo, y vivió por su cuenta en su propia finca, La Pizana. Tampoco ha dudado en mojarse para reivindicar causas importantes para ella, como la defensa de los animales.

En el terreno sentimental, Eugenia ha ocupado muchos titulares. En 1998 se casó con Francisco Rivera en una ceremonia multitudinaria en la Catedral De Sevilla. Poco tiempo después, nació la única hija del matrimonio, Tana. Poco tiempo después, ambos decidieron divorciarse y seguir caminos separados. A continuación, de 2005 a 2009, mantuvo un noviazgo con Gonzalo Miró.

Eugenia Martínez y duquesa de Alba

Nueve años después, la joven volvió a dar el 'sí quiero' con el directivo musical Narcís Rebollo Melció. Eso sí, no fue cualquier boda. Eugenia y Narcís se casaron en Las Vegas disfrazados de Marilyn Monroe y Elvis Presley en una divertida ceremonia en la que también estaba Lolita Flores. Lejos de arrepentirse, la pareja volvió a renovar sus votos en 2022, pero esta vez caracterizados de Olivia Newton-John y John Travolta en 'Grease'.

Además, Eugenia siempre se ha mostrado muy honesta con sus amistades y vínculos. Nunca ha ocultado la gran amistad que la une a Belén Esteban o la tensión que existía hasta hace poco entre ella y sus hermanos. Una naturalidad y espontaneidad que chocan por formar parte de una de las familias aristocráticas más importantes de nuestro país.

Eugenia, la duquesa bohemia

Pero, ¿por qué Eugenia ha decidido vivir de forma más distendida que el resto de sus hermanos? ¿Se ha saltado el protocolo? ¿Acaso los títulos nobiliarios gozan de más flexibilidad en las normas a diferencia de otras instituciones? ¿Hay diferencias entre ella y sus hermanos?

¿Por que se ha decantado por una actitud más bohemia frente a las estrictas normas de la Casa de Alba? Para resolver todas estas dudas, la revista Lecturas ha hablado con María José Gómez Verdú, experta en protocolo. "Eugenia Martínez de Irujo, duquesa de Montoro y Grande de España, es una figura que intriga, sorprende y a menudo descoloca al público español", ha comenzado diciendo la profesional.

Eugenia Martínez de Irujo
Instagram @eugeniamartinezdeirujo

La madre de Tana Rivera nació en un clan con una historia muy antigua que no frenaba sus ansias de libertad. "Hija de la icónica Cayetana de Alba, parece haber heredado no solo un legado aristocrático cargado de historia, sino también una personalidad que desafía las normas tradicionales de la nobleza", ha explicado Verdú.

A lo largo de su vida, Eugenia ha demostrado llevar a cabo su voluntad sin temor a que no fuera lo correcto dentro de su familia. "Su historia personal está marcada por gestos que parecen rozar, cuando no cruzar, la línea del protocolo", ha corroborado María José. Uno de los hechos más llamativos con los que rompió el protocolo acorde con su título "fue su boda en 2017 con el productor musical Narcís Rebollo, celebrada en Las Vegas", ha dicho Gómez antes de añadir: "Un gesto más propio de una estrella del pop que de una grande de España".

Estos e debe a que "Eugenia no es solo una aristócrata, es una mujer criada en un entorno donde el título era inseparable de la prensa del corazón, donde la tradición convivía con lo mediático y lo bohemio". ha descifrado María José. Cabe recordar que la propia duquesa de Alba "cabalgó por Sevilla vestida de flamenca y de un linaje que lo mismo celebraba una misa de Estado que un desfile de moda". 

Así, según la experta, "Eugenia parece haber entendido desde joven que el protocolo es una herramienta, no una obligación". La expareja de Francisco Rivera habría usado su proyección y visibilidad para poder llevar a cabo su voluntad sin reparos. "La duquesa de Montoro parece moverse con naturalidad entre su linaje histórico y su deseo de vivir con libertad. Y en este equilibrio, a veces gana la espontaneidad", analiza Verdú.

El protocolo nobiliario

El hecho de que Eugenia haya podido desarrollarse fuera de las reglas tan marcadas que conlleva su titulo, plantea una cuestión de fondo: "¿Tienen los nobles más libertad para romper las normas precisamente por su posición? La respuesta es compleja". ¿En qué sentido? "En muchos casos, la rigidez del protocolo está más asociada a cargos institucionales que a títulos nobiliarios en sí. Eugenia no representa a la Corona, no ocupa un cargo público, y por tanto su modo de actuar queda en gran medida al margen del 'deber institucional'. Es decir, puede permitirse romper con lo esperado.", ha desvelado la profesional.

eugenia martinez de irujo
Archivo Lecturas

Esta permisividad en ella podría verse como una "excentricidad simpática", mientras que "en otro tipo de figura pública podría considerarse una falta de respeto. El título, en este sentido, sigue funcionando como un escudo simbólico que permite habitar espacios contradictorios sin grandes consecuencias sociales", ha señalado.

Quien sí encaja en este protocolo es su hermano mayor Carlos Fitz-James Stuart, actual XIX Duque de Alba. Él es "el custodio formal del linaje" y destaca por ser "educado, discreto y extremadamente respetuoso del protocolo". Así, "Carlos representa el perfil institucional del apellido Alba: serio, contenido y apartado del foco mediático. Su imagen pública contrasta abiertamente con la de Eugenia, que prefiere un trato más cercano, distendido y accesible.", ha contado Verdú.

Se podría decir que Carlos ha mantenido "el peso simbólico del ducado sin grandes aspavientos, centrado en la gestión del patrimonio familiar y en preservar la dignidad de un título histórico. Es, en muchos sentidos, el 'duque ideal' para los estándares clásicos de la aristocracia española. Eugenia, en cambio, representa la aristocracia contemporánea: más humana, más contradictoria, más libre.

Es por eso que "su cercanía con personajes populares como Belén Esteban o su comodidad en entornos poco aristocráticos no la debilitan como figura nobiliaria", ha señalado Verdú. Más bien todo lo contrario: "Construyen una imagen de nobleza posible, actual y algo irreverente, que conecta con un público más amplio", ha concluido María José.