No ha tenido suerte en el amor. Lo ha intentado y no ha salido bien. Alba Carrillo es una mujer positiva, enamoradiza, idealista y con un fuerte sentimiento de familia. Lo intentó con Fonsi Nieto, quiso que saliera bien, quiso buscar solución a aquellos detalles que les separaban, pero tras varios intentos, no fue posible, se rompió el amor. Eso sí, trató de mantener una buena relación con el expiloto tampoco esto salió como esperaba.
Poco después llegó Feliciano, el tenista con carita angelical que le prometió amor eterno. Los dos lo hicieron. Sellaron tres años de relación el 17 de junio de 2015 con una boda de cuento de hadas en Toledo. Alba era feliz y así se lo hacía saber a todo el que le preguntaba. Planearon tener bebés y envejecer juntos, pero solo 11 meses después, todo saltó por los aires. Envueltos en una bruma de supuestas infidelidades, suegras que se meten en la relación, distancias por trabajo y desencuentros de todos los colores llegó el final, y con él, una lista interminable de polémicas que se ha debatido en platós y revistas del corazón indistintamente.
Por ello Alba ha decidido cambiar. No tiene dedos suficientes para contar el número de veces que le han llamado ‘cazafamosos’ y eso es lo primero que ha cambiado. Quizá esa sea una de las cosas que la haya enamorado de David, que es una persona completamente anónima. Ha tenido la oportunidad de darse a conocer, de haberla visitado en Honduras o incluso de hacer una simple llamada de teléfono mientras concursaba en ‘Supervivientes’.
Sin embargo, ha preferido mantenerse al margen y evitar todo contacto con una cámara. Alba quiere preservar su intimidad y aunque su carácter pizpireta y hablador le impide guardar con todo el celo que le gustaría los detalles de su nueva ilusión, lo intenta con todas sus ganas. David le ha devuelto la sonrisa y cree que tener un comienzo más relajado, conocerse poco a poco e ir con pies de plomo en lugar de dar grandes pasos muy deprisa como en las ocasiones anteriores puede ser la clave del éxito.
Quiere olvidarse de dimes y diretes, quiere disfrutar de una relación joven y sana y, sobre todo, está convencida de que el perfil de su nuevo ‘nonovio’, como ella le llama cariñosamente, encaja mucho mejor con su forma de ser. Lo considera alguien culto, alguien que le hace reír y alguien que, sobre todo, puede darle la estabilidad emocional que ella necesita.