Líos con los anillos de boda, ¿qué han hecho los famosos divorciados con ellos?

Paula Echevarría y David Bustamante no saben si ponérselas o quitárselas de una vez por todas y no son los únicos que han tenido la duda

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Paula Echevarría se dejó ver en unas fotos en sus redes sociales sin alianza. Ya no lucía anillo de casada y eso lo tomó todo el mundo como un comunicado de separación. Después, volvió a llevarla. David Bustamante, probablemente sin estar al tanto de este cambalache en la joyería de su todavía mujer, hace mucho tiempo (aún cuando estaban juntos) no le acompañaba.

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David Bustamante

Una de las cuestiones que surgen a la hora de romper un matrimonio es, ¿y ahora qué hacemos con las alianzas o con los anillos de pedida? A Charlotte, de Sexo en Nueva York, le gustaba ponerse su impresionante solitario y pasear por su piso en uno de los barrios pijos de la ‘city’. Lo sabemos, este gesto la coloca en el último escalón del feminismo. Necesitaba sentirse casada para verse ‘completa’, una imagen que esperemos no comparta gente tan joven como Gloria Camila y Kiko. Pero aquí los que importan son otros, los ‘Bustarrías’, el matrimonio en declive que peores ratos nos está haciendo pasar. Paula ahora juega con su anillo de casada. Se lo pone, se lo quita. Como el que tiene un sombrero y juega con él, según el estilismo. Y no, no es porque sea bloguera, este gesto no lo había hecho nunca antes. El dedo anular de la mano derecha siempre iba acompañado desde que se casó hace 10 años. Pero ahora todo ha cambiado.

Paula parece que emplea su alianza como un complemento de moda, otras famosas en su misma situación, tomaron una decisión mucho más drástica. Aunque tiempo le costó a Rosa Benito animarse a fundir en directo la prueba de su amor y fidelidad a Amador Mohedano, un gesto que sentó como un tiro al padre de sus hijos. Empezaba a ser una mujer libre y lo primero que tenía que hacer era deshacerse de las ‘cadenas’ de su pasado. Así que acabó con ellas a golpe de soplete.

Otros llevan sus alianzas al ‘compro oro’ más cercano, y si ven que le pueden sacar más rendimiento, lo subastan. Así obró Kim Bassinger cuando se separó de Alec Baldwin. Llevó su anillo de pedida a una importante casa de subastas y todo lo recaudado fue a parar a fines solidarios con los animales, aquellos que le habían demostrado más amor que su expareja.

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