Las lágrimas de María Patiño en su despedida a Kiko Matamoros

La presentadora de 'Socialité' arrancó el programa del domingo con los ojos llorosos

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Telecinco.es

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De todos es sabido la enorme sensibilidad de la que hace gala María Patiño. A su habitual vehemencia cuando defiende sus razones, hay que añadirle una enorme dosis de vulnerabilidad cuando se trata de sentimientos. Y a María le ha causado tristeza la despedida de Kiko Matamoros, después de ocho años en 'Sálvame'. Por eso, al iniciar la edición dominical de 'Socialité', el programa que presenta Patiño, lo hizo con lágrimas en los ojos. Sabía que estaba a punto de conectar en directo con Kiko, que se encontraba a las puertas de su casa, en La Finca.

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Kiko Matamoros explicó que, tras finalizar la entrevista, recibió varias llamadas de compañeros y de sus hijos. "El primero que me llamó fue Kiko Hernández. Fue una llamada muy positiva y yo se la agradecí. Mis hijos me enviaron mensajes antes del programa y después. Laura estaba en una boda y me escribió ya de madrugada. Y mi hija pequeña también".

María le confesó que se había levantado rara y quiso saber cómo estaba Kiko. "Sí, me sentía nostálgico. Cuando ayer venía para casa, me sentía raro. Me costó mucho dormir, estaba tocado. No ha sido fácil ni tomar la decisión ni irme. Y me voy con un pellizco dentro. La verdad es que me voy con pena, pero también con esperanza", explicó Matamoros. María, de tanto enjugarse las lágrimas acabó con el ojo negro. "Kiko, no me estás viendo, pero tengo el ojo negro del rimel", a lo que Kiko respondió: "Yo llevo gafas de sol para que no me veáis los ojos".

También hubo lágrimas la noche anterior cuando en 'Sábado Deluxe' finalizaba la entrevista con Kiko Matamoros. En representación de todos sus compañeros, María Patiño, Lydia Lozano y Gema López, así como Jorge Javier Vázquez, presentador del programa, le entregaron un 'regalo' muy especial: la silla que ha ocupado todos estos años, con una placa en la que estaba grabado su nombre y los años en los que Kiko ha colaborado. "Esta silla se queda aquí", dijo Jorge Javier, " porque siempre tendrás un sitio aquí". El propio Kiko se emocionó, sobre todo, al recordar a su padre, del que dijo: "Me porté muy mal con él y eso es lo que más dolor me produce". Y con los ojos enrojecidos por las lágrimas le deseó lo mejor a sus compañeros. "Gracias a todos y gracias a este programa, porque gracias a él a mí me espera una vida mejor".

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