Hacía muchos meses que no veíamos al clan Janeiro reunido casi al completo. Fue en la corrida goyesca celebrada en conmemoración de los 250 años de la fundación del pueblo gaditano de Prado del Rey, muy cercano a donde residen los Janeiro, en la que tomaba parte el menor de la familia, Víctor Janeiro. Allí estuvieron para apoyarlo su mujer, Beatriz Trapote, embarazada, con su hijo de tres años, así como sus padres y sus hermanos. Hasta tita Laly fue a verlo torear.
Tan solo dos ausencias, la de Carmen Janeiro, que vive totalmente apartada de los medios, y otra más destacada, la de María José Campanario. La odontóloga sufre desde hace más de dos años una fibromialgia que le produce fortísimos dolores y como es alérgica a algunos analgésicos, la medicación que toma para aliviarlos debe ser cuidadosamente prescrita por sus médicos. De vez en cuando, María José sufre un brote que la deja anulada por completo por culpa del dolor y tiene que se ingresada. Hasta diez ingresos ha sufrido en los últimos dos años.
Así, Jesulín, acudió solo a ver la corrida. En su rostro se evidenciaba la enorme preocupación por la dolencia de su esposa. Aunque sonrió tímidamente a los fotógrafos, cuando no era consciente de que le hacían fotos, su cara era un poema.
En el tendido, y con cara de tener muy buena salud –pese a que circularon rumores de que no estaba bien–, se encontraba Carmen Bazán, la madre de Víctor y Jesulín. Carmen se mostraba afable, como siempre, y muy sonriente. Y eso que a pocos metros se encontraba su ex, Humberto Janeiro, que prefirió ver los toros desde el callejón. No hay imágenes de Carmen y Humberto juntos, por lo que cabe pensar que ni siquiera se saludaron. Tampoco Humberto hijo se perdió el festejo.