No habían llegado a trascender, hasta ahora, los motivos reales de una de las rupturas profesionales que marcaron una época. Juntos, Rocío Dúrcal y Juan Gabriel, revolucionaron la música mexicana y consiguieron tocar el cielo. Su unión significó un giro radical en la vida de la cantante pero, poco a poco, se distanciaron. Ahora, han sido sus hijas Carmen y Shaila las que se han sincerado en el programa Lazos de sangre. Y en el centro de la polémica, un nombre muy conocido: Isabel Pantoja…

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Kiko rivera isabel pantoja

Cada semana, Televisión Española aprovecha para repasar la historia de una de las grandes sagas de la crónica rosa. Un espacio que nos ha traído a figuras como Lola Flores, Carmina Ordóñez o, en su última entrega, Rocío Dúrcal. La cantante ha sido la protagonista de Lazos de sangre, donde se ha contado con testimonios de periodistas, compañeros y de sus hijas, Carmen Morales y Shaila Dúrcal. Muy emocionadas y sin poder reprimir las lágrimas, han recordado a sus padres con enorme cariño.

Uno de los episodios menos conocidos de la historia de la popular cantante se remonta a México. Concretamente, al distanciamiento de alguien que fue clave en su carrera: Juan Gabriel. El desaparecido cantante y compositor hizo tándem con la Dúrcal y juntos consiguieron llegar hasta lo más alto. Entonces, de repente, todo cambió. Rocío fue alejándose de él al ir comprobando algunos hechos un tanto extraños, tal y como han ido contando sus hijas.

“Mi madre se empezó a enfadar porque alguien del equipo de Juan Gabriel espió en su vestuario y él mandó a hacerse una capa igual que un vestido que ella tenía”, explicaba Shaila. “Luego comenzó a cantar las canciones que había hecho famosas Rocío Dúrcal… De alguna manera quería ser como ella”. La benjamina del clan se mostraba mucho más vehemente en sus opiniones que su hermana mayor, más cauta.

Sin embargo, otro nombre entró en la ecuación y lo revolvió todo. Isabel Pantoja, una vez más, se vio inmersa en un triángulo. “Juan Gabriel estaba acercándose más a Isabel Pantoja y cuando venía a España iba a ver a Isabel y no a mi madre”, aseguraba Shaila. Este fue la gota que colmó el vaso de la paciencia de la cantante. Pantoja, de hecho, guardó esta amistad con recelo hasta el último de los días de Juan Gabriel.