Tamara Falcó (41 años) e Íñigo Onieva (34 años) están viviendo unas semanas de ensueño. Tras una primera parada en Ciudad del Cabo (Sudáfrica) donde tuvieron la oportunidad de sumergirse entre tiburones y rodearse de grandes lujos, los recién casados han puesto rumbo al Parque Nacional Kruger, la reserva de animales más importante del sur de África.
Mimetizados por completo con el entorno natural, en las imágenes que han compartido en redes sociales tanto Tamara como Íñigo lucen estilismos muy campestres. Mientras que la marquesa de Griñón ha optado por un cómodo conjunto de pantalones cargo, cazadora acolchada, botas y sombrero, todo en tonos verdes y tierra; Íñigo cambiaba la chaqueta por el chaleco pero tampoco se olvidaba del sombrero tipo safari.
Instagram @ionieva
Pero de todas las imágenes, hay una que ha publicado el empresario que ha llamado especialmente la atención por su romanticismo. En la estampa en cuestión, Tamara descansa sobre el regazo de su marido mientras mira ensimismada al horizonte donde está a punto de esconderse el sol, un mágico atardecer en medio de la sabana que Íñigo no ha dudado en inmortalizar y donde podemos ver a la perfección su anillo de casada.
Esta imagen es el claro ejemplo de que la luna de miel está siendo perfecta para los recién casados. A pesar del duro varapalo que supuso la muerte de Marta Chávarri, madre de su primo Álvaro Falcó, la marquesa de Griñón ha conseguido desconectar por completo y centrarse en disfrutar del tiempo al lado de Íñigo.
Instagram @ionieva
Tamara Falcó e Íñigo Onieva: días inolvidables entre animales en plena naturaleza
"Un nuevo capítulo comienza", escribe Tamara a modo de título de esta segunda parada en su lujosa luna de miel. El matrimonio se ha alojado en la Sabi Sabi, una exclusiva reserva de caza privada situada en Sabi Sand solo disponible para unos pocos afortunados ya que su precio supera los 1.000 euros/noche aproximadamente.
La habitación en cuestión está repleta de piezas hechas a mano y terminadas con una colección de telas naturales puras, pero el detalle más relevante es que todo el espacio tiene acceso directo al parque natural, lo que les permite disfrutar de la vida salvaje entre lujos. Desde la página web del complejo lo definen como un lugar "transformador donde la vida se ralentiza, las relaciones se profundizan y hay tiempo para reconectarse con uno mismo".
"Habitación con servicio de hipopótamo", escribe Íñigo divertido en redes sociales. Y es que desde su exclusivo dormitorio pueden ver muy de cerca a todos los animales salvajes. En el vídeo, el empresario capta como Tamara descansa en un sofá de la terraza mientras que a escasos metros se puede ver a un enorme hipopótamo. Sin duda, una experiencia única.