Un año después de su separación de Bertín Osborne, Fabiola Martínez ha conseguido encontrar esa estabilidad tan necesaria en su vida. La venezolana está volcada en los cuidados de sus hijos y ha retomado parcialmente sus compromisos sociales. Hace solo unos días se dejaba ver por la Feria de Sevilla junto a un grupo de amigas.

Artículo recomendado

Fabiola Martínez, ideal en la Feria de Abril con el vestido de invitada efecto tipazo que mejor queda a los 50

Fabiola Martínez

Ya de vuelta en casa, Fabiola Martínez aprovechaba para compartir una tierna imagen junto a su hijo Kike. En la instantánea madre e hijo sonríen y posan con el premio que días antes le entregó el programa 'Gente Maravillosa' al pequeño. La fotografía nos ha permitido conocer un poco más de la casa que la exmodelo adquirió tras su separación. Un piso de 350 metros cuadrados situado en el centro de Madrid y adaptaba completamente a las necesidades su hijo.

Fabiola ha inmortalizado este momento desde lo que parece el salón. Una amplia y luminosa estancia repleta de recuerdos. Tras ellos contamos hasta siete retratos protagonizados por sus dos hijos. Un conjunto de imágenes cargadas de felicidad que la venezolana ha colocado en un rincón muy visible de su casa.

Fabiola Martínez y su hijo Kike

Fabiola Martínez posa con su hijo Kike

Instagram @fabiolamartinezb_

Desde esta perspectiva también podemos observar la terraza coronada por una imponente planta. Un lugar ideal para disfrutar del buen tiempo que ya empieza a hacer en la capital.

Su mayor frustración con su hijo Kike

Fabiola Martínez participó en el programa 'Los miedos de...', de Cuatro en el que un grupo de famosos se enfrentan a sus mayores miedos para superarlos. La exmujer de Bertín Osborne siente pánico a las aguas profundas, un sentimiento que ha repercutido de manera inevitable en su hijo Kike. Tal y como ella misma contó, los médicos le recomendaron una terapia que Fabiola se negó a aprobar por ese miedo atroz al agua. "Lo que más me ha machacado durante bastante tiempo es el no poder hacer con Kike una terapia con delfines que nos han ofrecido. Para mí eso fue muy frustrante. Por mi hijo haría lo que fuera, pero mi límite es el agua. Me daba mucha rabia no poder acompañarle en esa terapia por mis miedos", contaba entre lágrimas.

El origen de su miedo se encuentra en una experiencia traumática que vivió cuando tenía solo 10 años. Una amiga suya se hundió en una piscina y al intentar rescatarla sintió como el agua también la arrastraba a ella hasta el fondo.