Los dramas que han marcado la vida de Steisy

La granadina ha sido ‘desterrada’ en el reality, y deberá permanecer con Paco, mientras Yurena regresa a España

foto autor Conchi
Conchi Álvarez de Cienfuegos

Redactora Jefe de Clara Corazón

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El día en el que Mila Ximénez le dijo que no era una buena superviviente, Steisy se enfadó más que nunca. ¡Pero si la chica no ha sabido ser otra cosa toda su vida! Lleva sobreviviendo desde que tiene uso de razón, desde que su madre y ella fueron acogidas por unas monjas, que les daban comida y techo a cambio de que ayudaran con las tareas. Después, cuando creció, la cosa no mejoró, pues conoció a una pareja que la maltrató y le causó graves secuelas para sus relaciones futuras. Nos atreveríamos a decir que Steisy o Patricia, como se llama realmente, es la auténtica ‘Superviviente’ de la isla.

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Escogida por el público para abandonar al grupo y marcharse al ‘destierro’ donde se encontró con Paco, con el que ha tenido sus tonteos sobre la arena, y Yurena, Steisy siempre ha querido dejar constancia que para ella este concurso no es una experiencia más, que si ha participado en él es por necesidad. Desea ahorrar mucho dinero para montar un negocio familiar en Granada, su tierra. Pensaba en un asador de pollos, para el que hasta tenía nombre ‘Ay que pollos’, dijo en ‘Sálvame’. Sería un establecimiento llevado por su madre, por su hermana y su cuñado, “que los prepara muy bien”. Por eso, cada semana que se salvaba, le hacía estar un pasito más cerca de su sueño.

La extronista, cuando se presentó a ‘MYHYV’, trabajaba TODOS los días de la semana. Desde la mañana hasta la noche. Hacía de todo: peluquera, bailarina, modelo en combates de boxeo… TODO. Su único deseo era que no le faltara de nada a su hermana pequeña, Cristina, a quien protege como si fuera su propia hija.

Desde pequeña empezó a trabajar, y ha dicho en alguna ocasión que no deseaba que Cristina viviera una infancia como la suya, por eso procuraba hacerlo todo para que la pequeña solo se preocupara de jugar y ser feliz. La mayor llevaba toda la presión sobre sus hombros.

No ha ocultado sus orígenes humildes, de los que destaca una anécdota con su madre, quien no solía tener dinero para coger el autobús, y siempre le planteaba ir andando a los sitios como un juego y no como una necesidad. Quizás de ella ha heredado el carácter positivo y la sonrisa perenne, que nos se cae ni en los momentos más bajos.

Uno de los episodios más complicados de su vida vino cuando, siendo una adolescente de 16 años se marchó a vivir con un novio que le hizo mucho daño. La apartó de los suyos, la hizo cambiar de manera radical y la chica chispeante pasó a ser alguien mustio y continuamente triste. No la valoraba y los desplantes eran habituales. También se produjo violencia física. Este animal la golpeaba con tanta fuerza que alguna vez ella tuvo que “tocarse la cara para ver si estaba viva”, ha contado. "Mi madre me dio la vida una vez y me la volvió a dar el día que me sacó de allí. Gracias a que me sacó estoy viva, si no estaría en una caja de pino". Ya no quedan dudas, ella es la auténtica Superviviente.

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