El protocolo es un elemento clave dentro de las Casas Reales. Las normas dentro de este reglamento marcan las vidas de los royals desde los aspectos más institucionales hasta los más personales. Por ejemplo, los Windsor cuentan n toda una serie de reglasque deben seguir en sus viajes oficiales al extranjero. Maletas de colores, bolsas de sangre y documentación identificativa son cuestiones que los royals británicos tienen en cuenta a la hora de trasladarse.
Lo mismo ocurre con sus estilismos. A estas alturas es sabido por todos que los outfits de reyes, príncipes e infantas se preparan detalladamente y no se deja nada al azar. Según el evento al que se acuda, se debe vestir una prenda u otra. Si el acto es de día o de noche también influye a la totalidad del look. Y ese protocolo también afecta a qué pueden ponerse y no.
Una de esas reglas de vestimenta tiene que ver con un complemento muy llamativo: los sombreros. Al parecer, las miembros de la Corona inglesa no podrían usar este accesorio de 6.00h a 18.00h. Un límite que habría surgido hace ya varios siglos cuando las mujeres de clase alta no podían mostrar su cabello.
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Para analizar profundamente esta normativa, la revista Lecturas ha hablado con la experta en protocolo María José Gómez Verdú. "Desde la perspectiva del protocolo y la etiqueta, el uso del sombrero por parte de las damas de la familia real británica no es simplemente una cuestión de moda o gusto personal, sino una expresión cuidadosamente orquestada del rol institucional que representan", ha comenzado diciendo.
La regla de los sombreros
"La costumbre de portar sombreros en actos públicos celebrados entre las 6:00 a. m. y las 18:00 p. m., aunque no está codificada en norma jurídica alguna, se considera una regla tácita dentro del rígido ceremonial británico, uno de los más antiguos y formales del mundo", ha explicado la profesional.
Su uso no proviene únicamente de "la moral victoriana, cuando mostrar el cabello se asociaba con un exceso de intimidad no apropiado para mujeres de la alta sociedad, sino que constituye hoy una forma sutil de comunicación visual", ha desvelado Gómez Verdú. ¿En qué sentido? "El sombrero, en este contexto, opera como una prolongación del lenguaje simbólico del protocolo: marca jerarquía, proyecta elegancia, y sobre todo, delimita un espacio de representación pública frente al espacio privado", ha dicho.
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De esta manera, este complemento no solo completa estilismos completamente impecables, sino que manda un claro mensaje a las personas de los actos y eventos. "Entre las 6:00 de la mañana y las 6:00 de la tarde, ese 'espacio público' exige un código de vestimenta que refuerce el carácter ceremonial del rol real, incluso en actos cotidianos como una misa dominical o una visita a una organización benéfica", ha señalado.
Esta firme normativa no es igual en todas las Casas Reales. "A diferencia de lo que ocurre en otras casas reales europeas, donde el uso de tocados ha cedido progresivamente frente a criterios más modernos de vestimenta, la monarquía británica ha mantenido esta tradición como parte de su estrategia de continuidad institucional", ha afirmado Verdú. Así, los Windsor aún querrían mantener ese simbolismo histórico a través de los sombreros.
La elección del sombrero
Teniendo en cuenta la importancia que se esconde detrás de este complemento es lógico pensar que la elección del mismo es todo un arte. "Cada sombrero es escogido con rigor: debe armonizar con el atuendo, respetar el nivel de formalidad del evento y, en muchas ocasiones, evitar opacar a otros miembros de la familia en cuanto a protagonismo", cuenta la experta.
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Toda la logística alrededor de escoger este objeto ya demuestra que "lejos de ser un simple accesorio, el sombrero se convierte así en una herramienta de comunicación no verbal", ha indicado María José antes de añadir: "Envía un mensaje claro: la persona que lo porta no solo asiste al evento, sino que representa a la Corona en su máxima expresión de decoro, dignidad y estabilidad". Por ello, los sombreros podrían interpretarse como "un elemento de 'etiqueta simbólica' que trasciende lo ornamental para afirmar la autoridad ceremonial de la realeza", ha asegurado.
Los sombreros en las otras Casas Reales
Esta normativa tan simbólica sobre los sombreros no se aplica en la Casa Real española como parte de su protocolo, "ni tampoco lo hace de manera constante como costumbre social". ¿Qué significa esto? Pues que "la reina Letizia, por ejemplo, ha optado por tocados o sombreros en eventos de especial formalidad, como bodas reales, funerales o visitas de Estado, pero su uso responde más al contexto internacional o al grado de solemnidad del acto que a una norma de horario", ha explicado.
En este sentido, Verdú ha admirado la determinación de Letizia por consolidar "un estilo más contemporáneo que combina sobriedad y naturalidad, donde el protagonismo recae en el conjunto del atuendo más que en el simbolismo de una prenda concreta".
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En cuanto a las otras Coronas europeas "muestran una tendencia similar", como sería el caso de la sueca o la noruega. "El sombrero se reserva para actos de gala muy específicos y ha dejado de ser un elemento cotidiano del protocolo diurno", ha revelado Verdú. Estas diferencias dejan más que claro que "la etiqueta real europea no es homogénea, sino adaptativa. Cada monarquía interpreta el simbolismo de la indumentaria según su cultura institucional, su relación con la ciudadanía y su propia tradición".
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Mención aparte merecen los estilismos de los hombres de la realeza. "Sus 'tocados' son, en realidad, insignes de tipo militar, académico o ceremonial. El uso de sombreros de gala, bicornios, birretes o gorras está regido por el tipo de acto, el uniforme que se porta y la función que se desempeña", explica la experta. En caso de acudir a eventos religiosos solemnes o desfiles oficiales, "el sombrero puede tener incluso valor simbólico: retirárselo o mantenerlo puede comunicar respeto, duelo o autoridad", señala Gómez Verdú.
Eso sí, a pesar de las distinciones, "dentro del universo del protocolo real, pocas cosas están tan cargadas de simbolismo como los accesorios de cabeza: tiaras, tocados, condecoraciones o incluso sombreros militares". Aunque lo que más nos llama la atención son las prendas, "lo cierto es que cada una de estas piezas sigue un conjunto de reglas no escritas que responden tanto a la tradición como a la jerarquía y el rol institucional del portador", afirma la profesional.