No es ningún secreto que la televisión, ya sea lineal o en plataforma, se nutre de clanes. Desde las Kardashian a las Campos, los hay de todo tipo. Algunos han nacido en la pequeña pantalla. Otros, como las Pombo, se han nutrido en las redes sociales. Lo que algunos no sabían es que Vicky Martín Berrocal (52 años). La diseñadora ha sabido conectar, emocionar, construir una historia propia y hacer que el público se vea reflejado en ella. Pero, como bien apunta Pau Sabaté, experto en imagen y marca personal, esta vez, la protagonista no es solo Vicky.
"Su hija, Alba Díaz, ha empezado a caminar con paso firme y decidido hacia algo más ambicioso que la fama heredada: la construcción de una identidad propia, una marca personal con alma", apunta.
Con el estreno del docureality 'Las Berrocal', madre e hija han regresado al centro del foco mediático. Suman a dos satélites más. Su hermana, Rocío Martín, y su madre, Victoria Martín Serrano. En Lecturas, hemos querido hablar con Pau Sabaté, experto en imagen y marca personal, para analizar la evolución de la pequeña del clan, Alba Díaz, y cómo este estreno puede afectarle en una marca personal más asentada de lo que a priori puede parecer.
Alba Díaz, en busca de su voz propia
"Mientras Vicky mantiene su estatus como una estrella consolidada, con años de experiencia frente a las cámaras y una trayectoria como diseñadora y comunicadora, Alba está escribiendo su propia historia. Y lo está haciendo sin grandes estridencias, sin escándalos y sin prisas, pero con una claridad en cada paso. Está demostrando que tiene mucho más que un apellido conocido", apunta Pau Sabaté. Alba Díaz ha conseguido conectar con el publico. Prueba de ello son los más de 458.000 seguidores que tiene en Instagram: "Tiene sensibilidad y algo muy valioso en estos tiempos: una voz propia. Resulta casi inevitable compararla con otros grandes clanes de la fama, tanto nacionales como internacionales".
El estreno de 'Las Berrocal' recuerda, inevitablemente, a las Kardashians. Incluso comparten con ellas ese tono tierra que protagoniza su campaña promocional. "Las omnipresentes Kardashian han convertido su vida en un negocio multimillonario donde todo, absolutamente todo, se explota al máximo. Desde una ruptura amorosa hasta un embarazo, pasando por el más mínimo detalle de sus rutinas diarias. Las Kardashian saben usar la exposición como un arma comercial, haciendo de lo exagerado su marca registrada", apunta para dar un contexto de la situación.
Sin embargo, la realidad de Las Berrocal es otra. "Alba y su familia juegan a otra cosa. El suyo es un tipo de exposición mucho más medida, más elegante, con ese sabor andaluz que aporta calidez, humor y cercanía. No buscan el espectáculo vacío, sino compartir una forma de vida que mezcla tradición, estilo y una cierta dosis de modernidad bien entendida", señala el experto en imagen y marca personal.
Otro clan con el que es inevitable comparar es el compuesto por las Campos. "Otro apellido ilustre, otro clan mediático que supo estar en la conversación pública durante décadas. Pero mientras Terelu y compañía se aferraban al plató y al formato tradicional del reality, Alba y Vicky han decidido explorar nuevas formas de contar su historia", comenta Pau Sabaté, señalando su principal diferencia.
"En lugar de vivir en el conflicto televisado, prefieren mostrar quiénes son a través de otros formatos. Y, lo más importante, entienden que hoy en día la conexión se logra más por lo que se siente que por lo que se muestra", añade.
La estrategia de Alba Díaz
En sus redes sociales, Alba presenta una versión de sí misma "cuidada pero no artificial". "Sus fotos son bonitas, sí, pero lo que realmente llama la atención son los textos que las acompañan, las pequeñas reflexiones, los momentos de duda, las confesiones que uno no esperaría leer en una red social dominada por la perfección", reflexiona. "Hay en su forma de comunicarse algo profundamente humano, como si quisiera que el espectador no solo la admire, sino que también la entienda. Esa honestidad, esa mezcla de vulnerabilidad y seguridad, es lo que está marcando la diferencia. No quiere ser una influencer más, quiere ser ella misma, sin necesidad de disfrazarse para encajar".
Es difícil encontrar bailes virales o los retos de moda en los perfiles de Alba Díaz. "Prefiere compartir pensamientos, recuerdos, emociones. Es como si abriera una ventana a su mundo interior, lo cual, en un entorno digital saturado de ruido y filtros, resulta cuanto menos valiente. No es fácil mostrarse sin capas, y sin embargo, Alba lo hace con naturalidad", comenta.
Pau Sabaté tiene claro cuál es la verdadera fortaleza de Alba Díaz: "no está intentando construir un personaje". "Está dejando que su personalidad crezca con ella, a la vista de todos", asegura.
Vicky Martín Berrocal, la gran maestra de Alba Díaz
"Alba ha crecido viendo cómo su madre transformaba una vida personal intensa en una carrera pública sólida", apunta el experto en imagen y marca personal. Alba Díaz ha visto desde que era una niña la repercusión mediática de su madre. Ha aprendido mucho de ella, de lo bueno y de la malo, y se ha dado cuenta de cómo quiere ella vivir esa fama. "En vez de copiar la fórmula de Vicky, está creando la suya propia, más adaptada a su generación. Mientras su madre habla desde la experiencia, Alba lo hace desde la búsqueda, desde el proceso, desde la curiosidad. Y eso, lejos de restarle valor, la convierte en una figura especialmente interesante para las nuevas generaciones", asegura.
"Estamos ante una joven que, sin alardes ni discursos ensayados, está trazando una estrategia de comunicación tan poderosa como sutil. No necesita gritar para que la escuchen. Tiene carisma, pero también coherencia, buen gusto y un instinto muy afinado para mostrarse de la forma justa. No pretende ser perfecta, y tal vez por eso logra acercarse tanto a quienes la siguen. Su autenticidad no es un producto, es una elección consciente, y eso, hoy más que nunca, vale más que cualquier escándalo o titular", insiste.
Para Pau Sabaté, Alba Díaz está en plena construcción de algo que va más allá del éxito momentáneo: "Está dando forma a una imagen propia, creíble, con alma y con matices. Tiene todo lo necesario para convertirse en una de las voces más influyentes de su generación, y si sigue cultivando esta mezcla de belleza, sensibilidad y estrategia emocional, no solo marcará estilo: dejará huella. Alba es, poco a poco, protagonista de su propio relato. Y en un mundo donde todos buscan diferenciarse, ella ya lo está haciendo con una naturalidad que conquista".
