Gabriella, la hija de Charlene de Mónaco, brilla en su acto más especial: el paso al frente con el que sigue el camino de su madre

Gabriella de Mónaco ha estado en el centro del foco mediático desde que nació. Llegó al mundo por delante de su hermano, Jacques, y recibió el título de condesa de Carladès y de Polignac. Razón que la ha convertido en la total protagonista del último evento de la Casa Real de Mónaco. El príncipe Alberto, Charlene de Mónaco y sus dos hijos han acudido a la localidad de Carladès que ha decidido homenajear a la pequeña princesa inaugurando una plaza con su nombre.

La familia se ha reunido en la ya Plaza Princesa Gabriella para descubrir el monumento con la placa que explica el motivo del nombre. También se le ha otorgado la llave de la ciudad de Vic-sur-Cère, que fue la capital del condado y donde aún conservan una mansión.

Gabriella parecía ser muy consciente de la importancia del día de hoy. A pesar de su corta edad, la princesa sabe que es una figura pública muy relevante para el Principado de Mónaco. Por eso, ha dado un paso al frente y ha tomado la iniciativa durante todo el evento. La hemos visto sonreír, colocarse por delante de sus padres e incluso recibir flores y obsequios de los ciudadanos por sí misma.

 

Durante el espectáculo que llevaron a cabo los vecinos en su honor, Gabriella se mantuvo atenta e interesada. Después, los cuatro pasearon con los lugareños, charlando sobre su vida en esta preciosa localidad e incluso se atrevió a dar unos cuantos apretones de mano. Una conducta que deja más que claro que la princesa sigue los pasos imparables de su madre como futura cabeza visible de la Casa Real monegasca.

La tristeza de Gabriella

Cierto es que, de tanto en cuanto, Gabriella nos recuerda que solo es una niña de 10 años. El pasado 23 de junio, durante las celebraciones de la vigilia de San Juan, la familia salió al balcón de Le Palais Princier para observar un llamativo espectáculo de danza llevado a cabo con niños monegascos ataviados con trajes tradicionales. Al terminar, se prendió fuego a la gran hoguera que se encontraba en el centro de la plaza. Una forma de simbolizar el paso de la primavera al verano.

Durante todo el evento, Gabriella mantuvo un rostro serio, compungido e incluso triste, recordando a la mirada y conducta de su progenitora en algunos momentos de su reinado. Mientras su familia aplaudía, la pequeña se cruzaba de brazos hasta que se daba cuenta de la situación y aplaudía con cierta desganada. Tampoco se cortaba un pelo y miraba, hastiada, a su madre. No sabemos si intentaba transmitirle su cansancio, pero lograba que su madre se fijara en ella.

Para esta aparición, la esposa del soberano monegasco lució un vestido largo blanco con estampados negros de Zimmermann, mientras que su hija optó por un conjunto floral de Dolce & Gabbana. Mientras que Alberto lució un traje, Jacques lució un atuendo más propio del verano, con zapatillas deportivas y un polo blanco.

Los estilismos de madre e hija

La familia real de Mónaco es una de las más elegantes y sofisticadas. Todos sus miembros hacen gala de un gran gusto para vestir. Una vez más ha quedado demostrado con los outfits 'a juego' que han lucido Charlene y Gabriella. Por un lado, la protagonista de este día eligió un romántico vestido de Dolce & Gabbana con estampados florales. Una opción ideal para combatir las altas temperaturas al estar confeccionado en seda y aportar alegría al look. La princesa lo combinó con unas sandalias de rafia en color beige de Dior.

En cuanto a su progenitora, se decantó por un vestido midi de la marca Zimmermann. De cuello alto y mangas en forma de capa, la prenda se caracterizaba por un fondo marfil y estampados flores y étnicos. Unas sandalias con puntera de color negro de Michael Kors cerraban su outfit.