Boris Izaguirre se sinceró en la revista Lecturas sobre su marido: “No dudé que era el hombre de mi vida”

Boris Izaguirre sintió un flechazo cuando vio por primera vez al que después se convirtió en su marido, detalles que compartió en una entrevista a la revista Lecturas

Boris Izaguirre
Gtres

Muy sociable desde pequeño, sabía que su pluma era un punto de diferencia. Influido por La Pantera Rosa, dice caminar como ella. No supera la ausencia de su madre, que junto a su padre han sido sus mejores amigos. Cuando conoció a su marido le deslumbró lo bien calzado que iba y es amigo de las famosas más glamourosas por que el estilo atrae al estilo.

Repasas la vida de muchos personajes famosos en ‘Lazos de sangre’, ¿cómo eras tú de pequeño?

-Era muy sociable, pero hubo momentos difíciles en los que sufría mucho porque era disléxico, tenía problemas de motricidad horrorosos, quería leer y no podía. Yo quería ser columnista como mi papá, pero la dislexia me lo puso difícil. Mis amigos del colegio estaban fascinados conmigo porque yo cada día era un show. Estaba muy influido por ‘La pantera rosa’ y caminaba igual. Sabía que mi pluma era un punto de diferencia. Con el tiempo, he pensado que yo utilizaba ese amaneramiento para disimular la catástrofe de todo lo demás. Porque, por ejemplo, no sabía ponerme en pie y estar equilibrado porque me iba, no tenía orientación ninguna. Mi madre era bailarina y cuando nací empezó su retirada. Para ella tuvo que ser muy difícil ver mi torpeza.

¿Te imaginabas llegar a ser tan popular gracias a la televisión?

-Nunca lo pensé. Yo estaba en Buenos Aires escribiendo una telenovela argentina. Tenía 25 años y ya había escrito telenovelas muy exitosas en Venezuela, como ‘La dama de rosa’. Yo huí de Caracas porque había muchas cosas que me gustaban y que estaban fuera de allí. No es una ciudad ni un país serio y, por eso, le va como le va. Me ofrecieron hacer una serie en la Televisión de Galicia. Y empezaron a ponerme en programas haciendo cosas rarísimas como dando el horóscopo en gallego. Hasta la gran oportunidad que me dio Xavier Sardà.

 

¿Siempre has contado con el apoyo de tus padres?

-Sí, mi mamá ya no está y el vacío es gigantesco. Ellos fue ron mis primeros amigos. Mi sexualidad pasó a formar par te muy importante de las decisiones que tomábamos. Me decían que ellos me amaban y aceptaban pero que tenía que ser muy verdadero con ellos, que no hubiera mentiras. Porque a lo mejor yo me enamoraba de alguien que no con taba con el aprecio de ellos, pero si yo lo contaba, estaba bien. Y estas pequeñas reglas que construimos fueron muy importantes. Lo siguen sien do con mi papá.

Boris Izaguirre
José Jiménez

Antes de casarte con Rubén, ¿rompiste muchos corazones?

-No, me lo han roto a mí, evidentemente [risas]. La música me inspira y Marta Sánchez o Paulina Rubio son mis gran des amigas a la hora de escribir. Mi mamá se acordaba de todas las canciones que eran de corazón herido y han sido muchas. Lo que más me fastidiaba es que las relaciones no funcionaban porque, en mi época, Caracas era una sociedad muy armarizada y los que me gustaban se negaban a sí mismos que eran gays. Era una pesadez porque era un negocio que no terminaba nunca, como lo de la Independencia y el Brexit.

¿Y qué tiene Rubén para haberse convertido en tu marido?

-Que fue él, apareció en mi vida. Di una fiesta en Santiago de Compostela porque no conocía a nadie e invitaba a gente en la calle porque pen saba que no iba a venir nadie, pero vino todo el mundo. Un amigo le dijo que viniera y, cuando entró al pasillo, te prometo que yo vi unas estrellas y lo vi con esos grandes ojos verdes, bien calzado con ese clima tan difícil, que no dudé que era el hombre de mi vida.

¿Os habéis planteado tener hijos?

-Lo hicimos, pero yo estaba en un momento de muchísimo trabajo y sigo estándolo. En mi educación como varón homosexual no había cabida y pensaba que estaba fuera de mis planes. Es un proceso complicado y costosísimo. Rubén y yo estamos muy bien como estamos y, ahora, no sé si yo tendría la capacidad mental ni la humildad para ser un buen padre. He aprendido a ser muy paciente, eso sí. Visualizar ponerme en segundo o tercer plano para dedicárselo a una nueva persona no sé si sería capaz. No es por egoísmo, es por falta de tiempo y ahorros. Es carísimo ser padre, y también morirse, y yo vivo muy al día.

Si hablamos de tus amistades, ¿podemos pensar que el estilo atrae al estilo?

-Yo adoro a Isabel Preysler. Es una persona tan increíblemente diferente, representa tantas cosas que para mí son importantísimas. Hay una gran fascinación, es una relación con mucho respeto que me llena. Me ha pasado lo mismo con Lucía Bosé, otro ejemplo de estilo. Las amistades son como estrellas. Cualquier amistad es una gran joya y lo importante es la sorpresa que siempre te causa esa amistad.

Boris Izaguirre
José Jiménez

Hace unos años que adelgazaste y, desde entonces, te mantienes en forma.

-Conocí a un nutricionista español en Miami y me organizó una dieta de huevo y pescado. Comencé no solo a perder peso sino también a tener la talla y el empaque. De esto hace cinco años y he mantenido esa dieta. Además, cuento con la impagable ayuda de Enrique Monereo [cirujano plástico]. Me hice una lipo en 2003 y me quité las bolas de Bichat [unas bolas de grasa de las mejillas], que es lo mismo que se hizo la ex de Froilán. Esto y la ayuda de Maribel Yébenes [propietaria de uno de los centros de belleza más famosos de Madrid] lo acompaño con el deporte. A mí lo aeróbico me viene muy bien. Al correr o nadar, no paro de pensar y me viene muy bien para resolver un párrafo a la hora de escribir.

Como tantas personas, también perdiste a seres queridos en la pandemia.

-Sí, por supuesto, y ha sido muy doloroso. La mayoría son mayores que se han marchado y que conozco de muchos años. Ha sido duro tener que asumir la ausencia sin tener una despedida como las que estamos acostumbrados. Nunca sabes cuándo te vas a despedir de alguien que quieres mucho. Por eso es importan te manifestar todo lo que sientes a quien quieres.

Imagino que son palabras que sirvieron para tu amiga Tamara Falcó cuando perdió a su padre.

-Por supuesto. Y no solo a ella, son palabras que también le he transmitido a Miguel Bosé y a mí mismo tras la pérdida de su madre Lucía. Echo de menos coger el coche e ir a ver a Miguel y sentarnos un rato para charlar. También a Alejandro Sanz, que ha sido divino cuando estaba en Miami.