La de anoche fue una gala de ‘Supervivientes 2025’ llena de emoción. Si bien vimos como Makoke era obligada a abandonar en directo por prescripción médica, también pudimos ver a la audiencia nuevamente indignada con los gestos de Montoya y Anita, estando consiguiendo cada vez más que el público se ponga en su contra por su deplorable comportamiento. Y alguien que opina como la audiencia respecto a esta pareja es Pelayo Díaz (38 años), famoso estilista e influencer que está sorprendiendo a todos con su gran concurso, habiendo ganado ya varias pruebas y consiguiendo ser líder en diferentes ocasiones. Aunque el asturiano está demostrando una enorme fuerza mental, necesaria para aguantar tanto tiempo en la isla, anoche pudimos ver a un Pelayo mucho más vulnerable cuando le tocó vivir uno de los momentos más difíciles del concurso.
Pelayo saca su lado más vulnerable en Honduras
Ya pudimos ver a otros compañeros de concurso como Terelu Campos o Manuel González subir al Puente de las Emociones, un momento casi más impactante para los supervivientes que el hecho de pasar hambre, ya que en este tienen que hacer un repaso a sus vidas y a los momentos que más les han tocado a nivel emocional. Pelayo habló de diferentes temas aquí subido como el bullying que sufrió de pequeño, el éxito y cómo lo ha manejado, el fallecimiento de David Delfín e incluso su familia, a los que está muy agradecido por todo y a los que anoche quiso hacer una promesa.
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Cuando pisaba el peldaño con la palabra “familia”, Pelayo se emocionaba al pensar en sus seres queridos: "Vengo de una familia no muy grande, somos pocos. No nací en una familia que lo tenía todo, trabajó duro para darnos todas las oportunidades que queríamos escoger”, comenzaba explicando. “Estaré eternamente agradecido siempre a lo mucho que se empeñaron en nuestra educación. Hoy en día me doy cuenta de que las cosas no te las regalan. Gracias a la infancia que he tenido estoy donde estoy hoy", confesaba el joven, que además tiene a “toda su familia tatuada”.
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Es por eso que hizo una promesa a sus padres y a su hermana anoche mientras estaba en este puente y es que siente “que no les veo tanto como quisiera, pero me fui persiguiendo un sueño en una universidad en Londres. Cuando hice la prueba de acceso y me aceptaron fue la primera vez que vi a mi padre llorar diciendo que había hecho ese trato conmigo porque sabía que lo iba a conseguir", comentaba Pelayo, que rompía a llorar. "Me he prometido que mínimo un fin de semana al mes voy a subir a Asturias a ver a mi familia. Estando aquí me he dado cuenta de que la familia que tenemos y la que elegimos -mis amigos- es mi prioridad total".
El bullying que sufrió de adolescente
Y en su pasado en Asturias también tenemos el peldaño del “bullying”, en el que confesaba lo mal que lo pasó en el colegio cuando se metían con él: "Estudié 14 años en un colegio de monjas. Lo pasé muy mal. Pasé cosas que a mis padres no les he dicho nunca. Sé que está a la orden del día, pero siento que desde pequeño era el enano, el maricón, no se me escuchaba, no se me hacía caso, no me escogían para jugar en el colegio, jugaba con las niñas...”, comenzaba explicando.
“Un día llegue a clase y ninguna de mis amigas me hablaban. Y vino una amiga y me dijo que la monja les había pedido que yo tenía que hablar con los niños. Estuve así una semana sin que me hablaran porque a una monja se le había ocurrido eso", relataba muy emocionado, siendo un gesto horrible por parte de esa monja que marcó mucho a un joven Pelayo, tanto que le ha influido en su forma de ser a día de hoy. "Siento que para que se me escuchara tenía que ser súper cortante. Hoy en día soy muchas veces brusco y cortante cuando en realidad no hace falta", se sinceraba.
"No tengo que ser ese Pelayo ya. Es algo que quiero cambiar y que curiosamente trato así a la gente que más me importa. Tuve una discusión muy grande hace tres años con mi hermana y me siento mal desde entonces. Nos dijimos cosas que duelen... y no hace falta ser así ya".
El éxito y David Delfín
En otro peldaño Pelayo hablaba del éxito que ha conseguido gracias a su trabajo en redes sociales: "El éxito hay veces que tiene truco. Con cada broma en el colegio me hacía más fuerte y tenía claro que iba a conseguir la vida que yo quisiera. No me puedo quejar. Me vino bruscamente y siento que fue tan del día a la mañana que no sé si me aclimaté del todo".
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Y entonces llegaba uno de los momentos más complicados, el fallecimiento de David Delfín, algo que recuerda como "terrible. Estaba en Barcelona y me llamó una amiga... vi a una persona que tenía toda la luz del mundo marchitarse. Cuando volví en ese tren -que fue el AVE más largo del mundo- subí las escaleras y le vi en la cama... fue mucho shock. Lo tengo como si fuera algo que vi en una película. Lo he puesto en un lugar donde afortunadamente puedo volver, pero siento que está de viaje y en algún momento volverá y nos contaremos todo. Echo de menos hablar con él. Le estaré siempre agradecido".