"En el rugby puedes ver a madres e hijas jugando juntas"

Para saber un poco acerca de las motivaciones de estas jóvenes, hemos conversado con algunas representantes del equipo femenino de rugby del INEF, equipo de L’Hospitalet (Barcelona). De izquierda a derecha: Montse, de 27años, es la capitana y además de jugar al rugby, estudia y tiene un negocio on line de venta de ropa deportiva. Helena, de 20 años, que lleva jugando al rugby ocho años y también estudia un grado superior de realización audiovisual.  María, de 28 años, y aparte de jugar al rugby es profesora en un instituto de Formación Profesional. Y Berta, de 19 años, que juega rugby federado y también con el equipo Universitario, además de estudiar segundo curso de arquitectura y ayudar en lo que puede a sus padres en el negocio familiar.

Ninguna es profesional del rugby, al contrario, no solo no cobran, sino que más bien les cuesta dinero, “Efectivamente”, responden al unísono y entre risas.

¿Por qué el rugby y no otro deporte?

MONTSE. Yo empecé, prácticamente, por empezar a hacer algún deporte, moverme un poco. Al final, dicen que esto es como una droga, que empiezas y te engancha. Tu círculo de amigos cambia totalmente, encuentras cosas que no conocías y esto se convierte en tu día a día.

HELENA. Antes de jugar a rugby hacia atletismo y me di cuenta que esto es un deporte muy diferente. El atletismo es muy individual. También necesitaba un cambio de aires. Me hablaron del rugby, que era un deporte de equipo, de familia, y aquí estoy.

MARÍA. Yo llegué al rugby un poco por casualidad, el hermano de una amiga jugaba y fui un día a probar. A partir de ahí me encantó y, como dice Montse, es una droga y desde el primer día no he podido dejar de ir a entrenar.

BERTA. A mí me trajeron un día con el colegio y me gustó. Me dije: ‘Voy a probar’. Y de entreno en entreno, acabé dándome cuenta de que aquí hay una familia que en otros deportes que he practicado no he encontrado. Me enganchó también.

Decís que es como una familia, pero en las familias hay celos, rencillas, peleas... ¿Aquí también?

MONTSE. Siempre ha habido, pero son cosas puntuales, muy concretas.

BERTA. La familia no es solo el equipo, es el club entero. También están los niños de la escuela de rugby, que colaboramos con ellos, los del senior, con los cuales también nos llevamos muy bien, los más mayores del club, que nos cuidan un montón. La familia no es solo las que vamos a jugar los fines de semana, es toda la estructura del club.

¿Habéis recibido críticas por haber elegido el rugby, digamos, “un deporte no muy femenino”?

MARÍA. La verdad es que hay muchos clichés, cuando dices rugby piensan ‘qué bruta, que tal y cual’. Eso no significa que no seamos femeninas. Al contrario, hay chicas de todo tipo. Además, el rugby es muy inclusivo, hay cuerpos y físicos de todo tipo, personas muy diversas y todas encontramos nuestra posición dentro del club.

Esto de que es un deporte muy inclusivo, es un valor muy interesante, ¿no?

-Sí, sí. (responden todas)

¿Habéis tenido que oír muchas veces eso de ‘marimacho’?

-¡Sí! (Responden todas)

HELENA. Sobre todo Berta y yo, que empezamos muy jovencitas, con 14 y 13 años, esa edad en que aún estamos mezclados chicos y chicas, que aún no somos séniors para jugar con chicas, obviamente, los chicos te dicen lo de marimachos... Pero no te lo dicen en el club, te lo dicen fuera, en el colegio...

BERTA. En el club nunca han tenido estos clichés, pero fuera sí.

¿Y cómo se lucha contra eso?

BERTA. Ignorándolo. Y día a día yo demuestro quién soy, no necesito tener una discusión con esa persona. Si quieres pensar eso, piénsalo, y cuando acabe el año, si es una persona que te ve cada día, ya me dirás qué te he parecido.

MARÍA. Y que, en realidad, tampoco es un insulto que te digan que eres más masculina o más femenina, que si te gustan los chicos o las chicas... Eso es simplemente un juicio que puede ser bueno o malo según el punto de vista de cada uno.

¿Es complicado compaginar el deporte y vuestras ocupaciones fuera de él?

MONTSE. Sí, es difícil, porque para competir a este nivel tienes que estar fuerte, no solo con los entrenos los dos o tres días a la semana, tienes que hacer tu gimnasio extra, tus físicos extra. Si no quieres morir en un partido, hay que entrenar más.

BERTA. Al no ser un deporte profesional, eso implica que vuelves a casa después de entrenar y al día siguiente tienes que madrugar para ir al trabajo y se nota el cansancio. Es una lucha constante contra el cansancio y contra el tiempo.

¿Os sentís cuidadas por el club, por la afición...?

MONTSE. Cada vez más, al menos aquí en L’Hospitalet, ha cambiado mucho para mejor. Los tiempos cambian.

¿Cuántas chicas sois en el INEF?

BERTA. Tenemos dos equipos. Las convocatorias son de 23 jugadoras para el A y otras 23 para el B. Eso si llenamos las convocatorias, que no siempre pasa. En total, seremos unas 40, pero en invierno van habiendo bajas...