San Vicente de la Barquera es uno de esos lugares que parecen diseñados para enamorar a primera vista. Ubicada en la costa occidental de Cantabria, esta villa marinera, que todos conocimos gracias a David Bustamante, natural de allí, despliega un mosaico de paisajes donde el azul del mar se funde con el verde intenso de los prados y las siluetas medievales de su castillo y murallas vigilan desde lo alto el ir y venir de las mareas. En pleno corazón del Parque Natural de Oyambre, San Vicente es mucho más que un destino de playa: es historia viva, es surf, es gastronomía y es una cultura que late al ritmo de las olas y las fiestas populares.
Historia: un cruce de caminos entre el mar y la montaña
La historia de San Vicente de la Barquera se remonta a tiempos prehistóricos, con vestigios de la Edad del Bronce en yacimientos como El Barcenal. Durante la época romana, su puerto, identificado como el Portus Vereasueca, fue clave para el comercio y la comunicación marítima.
Sin embargo, el verdadero esplendor llegó en la Edad Media, cuando Alfonso VIII le concedió el fuero en 1210, otorgándole privilegios que impulsaron su desarrollo como villa marinera y defensiva.
San Vicente fue también un importante enclave del Camino de Santiago en la ruta costera, lo que enriqueció su patrimonio monumental y espiritual.

Una de las calles de San Vicente de la Barquera.
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A lo largo de los siglos, sus marineros participaron en gestas tan relevantes como la reconquista de Sevilla o las expediciones pesqueras a Terranova en busca de bacalao, lo que les dio gran prestigio y riqueza. Además, la villa formó parte de las Cuatro Villas de la Costa, una hermandad que marcó la historia marítima de Cantabria.
Todos conocemos este famoso pueblo marinero de Cantabria, uno de los tantos bonitos que hay en la costa cántabra, gracias a David Bustamante. El cantante siempre ha confesado el amor que siente por su tierra y aunque vive en Madrid por compromisos profesionales es en San Vicente donde le gusta perderse, tanto en verano como el resto del año, rodeado de los suyos. "Tuve la inmensa suerte de nacer y crecer en este paraíso", ha dicho el artista. Este pedacito hermoso de Cantabria es el mayor tesoro del cantante.
Qué ver y hacer: entre murallas, playas y olas
San Vicente de la Barquera invita a recorrer su Puebla Vieja, declarada Conjunto Histórico Artístico, donde destacan el imponente castillo del Rey, la iglesia gótica de Santa María de los Ángeles y las antiguas murallas que protegían la villa.
Desde sus miradores se obtiene una panorámica inigualable de la ría, el puerto y, al fondo, la silueta de los Picos de Europa. El paseo marítimo y el puerto pesquero son perfectos para empaparse del ambiente local y ver la llegada de los barcos con la pesca del día.
Para los amantes de la naturaleza, el Parque Natural de Oyambre es un santuario de biodiversidad, con rutas de senderismo entre dunas, marismas y acantilados que ofrecen espectaculares vistas y la posibilidad de avistar aves.
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Las playas son, sin duda, uno de los grandes atractivos. La playa de Merón, con más de tres kilómetros y medio de longitud y bandera azul, es ideal para el surf y el baño, mientras que la playa de Oyambre, de dos kilómetros, destaca por su estado natural y su oleaje perfecto para los deportes acuáticos. La playa de El Tostadero, justo frente a la villa, es otro rincón imprescindible para quienes buscan arena fina y aguas tranquilas.
Gastronomía: el sabor auténtico del Cantábrico
La cocina de San Vicente de la Barquera es un homenaje al mar. Entre los platos más emblemáticos destaca el sorropotún o marmita barquereña, un guiso marinero a base de bonito, patatas, cebolla y pimientos, que resume el sabor tradicional de la villa. No faltan los potes de legumbres y verduras, la tortilla de bacalao y, por supuesto, el pescado fresco a la plancha, especialmente el rodaballo y la lubina capturados en las aguas de la zona.
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En los restaurantes del puerto se pueden degustar también los célebres caballitos de mar (marisco con patatas y especias), así como una amplia variedad de mariscos y productos de la ría. Todo ello acompañado de vinos blancos de la tierra y postres caseros como la quesada o los sobaos pasiegos.
Tradiciones y festividades: la esencia marinera
La vida en San Vicente de la Barquera está marcada por sus tradiciones. La más emblemática es La Folía, una procesión marítima que se celebra dos semanas después de Pascua y en la que la Virgen es llevada en barco por la ría, acompañada de decenas de embarcaciones engalanadas. Es una fiesta de gran arraigo, donde la música, los trajes típicos y el fervor popular llenan las calles y el puerto.
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Otras festividades destacadas son el Carmen, patrona de los marineros, y las celebraciones en honor a San Vicente Mártir, que incluyen verbenas, concursos y actividades para todos los públicos. Estas fiestas son el mejor momento para conocer la hospitalidad y el carácter alegre de los barquereños.
Atractivos únicos: naturaleza, surf y patrimonio
Lo que diferencia a San Vicente de la Barquera de otros destinos es la combinación de su patrimonio histórico con un entorno natural privilegiado. El contraste entre la Puebla Vieja medieval y las extensas playas vírgenes, la proximidad de los Picos de Europa y la posibilidad de practicar surf en uno de los mejores arenales del norte hacen de este lugar un destino imprescindible para quienes buscan autenticidad y belleza.
Dónde dormir: alojamientos con encanto
San Vicente ofrece una variada oferta de alojamientos para todos los gustos. Desde hoteles boutique y casas rurales con vistas a la ría, hasta posadas marineras y campings en plena naturaleza. Muchos de estos establecimientos destacan por su arquitectura tradicional cántabra, su trato familiar y la posibilidad de disfrutar de desayunos con productos locales. Para quienes buscan una experiencia diferente, hay hoteles con spa y terrazas panorámicas, así como apartamentos turísticos ideales para familias o grupos de amigos.