Danilo Domínguez, multimillonario con 30 años: “A los 14 no entendía como alguien podía tener dos pares de zaparos, con 21 gané mi primer millón de dólares”

El sector inmobiliario ha sido su cuna. Danilo Domínguez nació en Cuba, en una familia muy humilde y sin lujos ni comodidades. Pasó su infancia casi sin electricidad. Una libreta de racionamiento determinaba qué podría comer su familia. Eran tiempos duros para todos. Cuando cumplió los 14, sus padres decidieron mudarse a Miami. Aparecieron en Estados Unidos dispuestos a dar a sus hijos una vida mejor.

“Yo era la oveja negra”, reconoce Danilo en muchas de sus entrevistas. “Nos fuimos a Miami cuando tenía 14. No sabía lo que era una hamburguesa. No conocía la Coca-Cola. No entendía cómo alguien podía tener dos pares de zapatos”. Sin estudios, sin formación, decidió dedicarse a los negocios. Su padre era ingeniero químico, su madre, ingeniera agrónoma, y en su familia había desde abogados hasta médicos. No era ese su camino.

Domínguez comenzó la carrera de Administración de Empresas, animado por sus padres, pero no la terminó. Con solo 21 años tomó la decisión de apartarse de los estudios y trabajar por su cuenta. “Me dijeron: ‘Te vas a arrepentir’. Pero yo sentía que tenía que actuar. Estaba dispuesto a comer tierra si hacía falta”, explica. Sus padres habían hecho un enorme esfuerzo para dar a sus hijos un futuro.

Con solo 300 dólares se puso a trabajar. “Estuve seis meses sin facturar nada. Mi primer cheque grande fue más de lo que iba a ganar en dos años con un trabajo normal. El éxito fue mental. Cambié el chip. Dejé de pensar en dinero y me enfoqué en actuar”, explica en las charlas motivacionales que regenta. El camino que había elegido le iba a traer muchas sorpresas. También mucho dinero.

Millonario con 30 años

Danilo tiene claro que es el esfuerzo lo que hay detrás de todo. “Me levantaba todos los días a las 6:30, abría la oficina el primero. Trabajaba hasta la noche. La disciplina y la rutina fueron mi fórmula. No hay secretos. Hay que duplicar rutinas hasta que los resultados aparezcan”, se sincera en sus redes sociales. Su visión para los negocios encontró en la compraventa de casas el lugar idóneo.

Su primer gran éxito fue la venta de una casa por 4 millones de dólares. “Me gané una comisión de 124.000 dólares en mi primera operación”, confiesa. A la clienta la conoció haciendo puerta fría. “Le dije la verdad: ‘esta es mi primera operación. Si me das 30 días de exclusividad, te vendo la casa’, y la vendí en cuatro días”, explica.

Con 30 años ha llegado a facturar más de 400 millones de dólares. Es la construcción modular lo que se lo ha permitido. Con su empresa fabrican casas en mes y medio y las vende a partir de 180.000 dólares. “La clave está en combinar construcción acelerada con financiación total”, explica sin querer entrar en muchos detalles.

“El éxito no es dinero. El éxito es estabilidad emocional, ser buena persona y tener valores. Estoy agradecido a mis padres por inculcarme eso. Compartíamos un pan entre cuatro personas. Eso nunca lo olvido”. Apostar por su futuro fue clave. El apoyo de sus padres todavía más.