La vivienda de alquiler es cada vez más común en nuestro país. Según el último estudio sociodemográfico del INE, cerca de un 25% de la población española vive de alquiler. Es decir, casi 25 millones de personas y la mitad de ellas incluso comparten techo. Además, el porcentaje es todavía mayor cuando hablamos del sector más joven. El 87% comparte piso con dos o tres personas más.
Esto ocurre principalmente en las grandes ciudades como Madrid o Barcelona, pero no son las únicas. Otras zonas como Valencia o Andalucía sufren la misma situación. La mayoría de estas personas no pueden hacerse con una vivienda en propiedad e invierten entre uno y dos tercios de sus ingresos en alquiler. Ahora, los inquilinos se enfrentan a un nuevo problema. El Banco de España ha lanzado un aviso para alertar a quienes pagan su alquiler mediante transferencia bancaria.
Mucho cuidado con los anuncios de dudosa procedencia
Para agilizar el pago entre inquilinos y arrendadores, la mayoría opta por las transferencias bancarias como medio. El desembolso económico en efectivo es cada vez menos frecuente. En su lugar, las transferencias se pueden realizar desde cualquier parte. No es expresamente necesario que el inquilino y arrendador mantengan un encuentro para el pago del alquiler. Su versatilidad y comodidad es la clave. Evitar desplazamientos al banco también es otra de las mayores ventajas. Sin embargo, el Banco de España ha lanzado un aviso dirigido a todas estas personas y, especialmente, a los más jóvenes para evitar, en la medida de lo posible, este método de pago.
Al parecer, las autoridades han detectado un incremento en el número de estafas y fraudes que se llevan a cabo mediante transferencia bancaria. El Banco de España pide precaución y evitar a toda costa el pago anticipado de una vivienda sin haberla visitado previamente. El número de anuncios fraudulentos en plataformas digitales no deja de aumentar. Los estafadores solicitan una determinada cantidad por adelantado para hacer una falsa reserva.
Cuando ya cuentan con todos los datos y el importe que ha proporcionado la víctima desparecen por completo del mapa. Los estafadores eliminan todo rastro de conversaciones y perfiles relacionados para que puedan ser ilocalizables. El Banco de España también insta a desconfiar de aquellos anuncios que sean más llamativos de lo habitual por su bajo coste. Las ‘gangas’ pueden ser un claro ejemplo de estafa. Las viviendas muy espaciosas en barrios lujosos de las zonas más céntricas de la capital a un precio demasiado económico deben activar nuestras alertas.
Es cierto que todas estas oportunidades no tienen por qué ser una estafa, pero ante la duda, los expertos recomiendan visitar el alojamiento para comprobar su existencia. Tener un contrato de por medio antes de finalizar cualquier trámite bancario es otra de las claves para evitar estafas. Es evidente que si mantenemos contacto directo con el mismo arrendador desde hace años no es necesario desconfiar ni cambiar el método de pago. La recomendación que ha lanzado el Banco de España está especialmente dirigida a aquellas personas que se hacen con un alquiler por primera vez a través de una pantalla.
Las autoridades se pronuncian
Según las autoridades, el cara a cara en estos casos puede ayudarnos a evitar graves problemas. Una vez que se ha realizado una transferencia bancaria no hay vuelta atrás. La única forma de que el remitente recupere su dinero es que el destinatario lo devuelva. “Según el Artículo 248 del Código Penal, comete estafa el que, con ánimo de lucro, utilice cualquier engaño para producir error en otro, induciéndolo a realizar un acto de disposición en perjuicio propio o ajeno. También lo comete el que, con ánimo de lucro y valiéndose de alguna manipulación informática o artificio semejante, consiga la transferencia no consentida de cualquier activo patrimonial en perjuicio de tercero. Así como los que fabriquen, introduzcan, posean o faciliten programas de ordenador específicamente destinados a la comisión de las estafas”, señala la Guardia Civil en su portal web.
Los estafadores siempre tratan de conseguir la mayor cantidad económica posible, siendo un delito en toda regla. “Se considera delito de estafa cuando la cuantía de lo defraudado excede de los 400 euros. Si el valor de lo estafado es inferior a 400 euros, estaremos ante una falta de estafa”, añaden los expertos de la Benemérita. Las autoridades son claras. “Los estafadores estudian a sus víctimas y buscan a las que pueden ser más vulnerables. Las favoritas de los timadores suelen ser los turistas, gente mayor, los desempleados o personas que tienen más necesidades económicas” insisten. En esta misma línea, la demanda de viviendas de alquiler es otro de los motivos por los que las estafas no dejan de crecer.