El año pasado, cuando brindé por el 2022, no tenía claro cómo iba a ser mi año y cuál sería mi futuro, sobre todo en el plano profesional. Reconozco que el año pasado me dio muchas satisfacciones a nivel laboral. La llamada de Óscar Cornejo a comienzos de año para que volviera a ‘Sálvame’ de la mano del ‘Lemon Tea’ con María Patiño fue un subidón para mí. Lo mejor fue el día a día viendo la buena compenetración que teníamos las dos y que aquello fluía de una manera más natural de lo que incluso yo esperaba. Cuando todavía parecía ir bien, de pronto deciden quitar nuestro espacio. Algo que ocurre habitualmente con los programas dentro de nuestro trabajo. Francamente, sigo pensando que lo hicieron sin motivo alguno, porque la audiencia nos respaldó y eso era lo más importante.

Artículo recomendado

Ya estamos en enero y estoy pensando en mi revisión del cáncer que tengo dentro de unos días

Terelu Campos

Telecinco decidió que no quería prescindir de la pareja que formamos María y yo y nos dieron los viernes para presentar ‘Sálvame’. Me agarré a esa aventura semanal de la manera más intensa. Era solo un día a la semana, pero nos dijeron que cuando Jorge Javier Vázquez presentara ‘Supervivientes’ iríamos rodando y así ha sido. Mi vuelta a ‘Sálvame’ de esta manera ha sido fruto de un gran sacrificio desde hace tres años. Sin lugar a dudas, ese esfuerzo ha merecido la pena.

El pasillo de las Vanidades

Aunque me llevo bien con todos mis compañeros, bien es cierto que tengo más trato con unos que con otros. Forma parte de la vida, como es lógico. Eso no significa que no esté a gusto cuando comparto plató con ellos. Espero que sigamos teniendo el apoyo del público y de la cadena porque este programa es una grandísima familia. Detrás de cada una de las personas que hacen ‘Sálvame’ existe una vida, una familia, unas alegrías, unas penas y unas luchas. Esta gran familia está llena de muchas familias individuales que pelean cada día por ofrecer el mejor programa a los espectadores. Ojalá estemos muchos años entreteniéndoos, porque este esfuerzo diario es el sustento para muchas personas que están delante y detrás de las cámaras.

Otra de las grandes satisfacciones fue cuando mi director, David Valldeperas, y mi estilista, Eva Campillo, me dijeron que tenía que someterme a la sesión de fotos para tener mi retrato en “El pasillo de las vanidades”. El mensaje de Eva fue maravilloso, hasta se emocionó. Llevo muchos años en Mediaset y sé que hay mucho afecto hacia las personas que llevamos allí tanto tiempo de parte de profesionales como mi estilista. Ella hizo todo lo posible para que me sintiera guapa y bien. Querida Eva: quiero darte las gracias por ello y por tu trabajo cada día. Después de la sesión veo que pasa una semana, dos, tres, cuatro, cinco, otras más y digo: “¿A que me han hecho la foto para nada?”. Llegué a pensarlo, pero no me atrevía a preguntar si había pasado algo o alguien había decidido que no la pusieran.

Después de un tiempo, confieso que le pregunté si había algún problema a mi amigo y productor ejecutivo Néstor Barreira. Él me respondió: “Que yo sepa, no”. Hace un par de semanas dijeron mientras presentaba que había algo para María Patiño o para mí. Intuí que era algo mío, pero nunca me imaginé que era la foto. Pensaba que saldría alguien a decir cualquier barbaridad, porque ya estoy curada de espanto.

El sabor del éxito

Ver la foto colgada en el pasillo fue uno de los momentos más felices y emotivos que he vivido. Para mí, no deja de ser el fruto de muchísimos años de trabajo para la que es mi casa desde hace 26 años profesionalmente hablando. Aunque yo me marché a Telemadrid para presentar ‘Con T de tarde’, nunca dejé de ir ninguna semana a Telecinco. Sé que me ha costado más que a nadie y es la verdad. No me estoy tirando el rollo ni es victimismo. ¡No lo es! Quizás por eso lo saboreo, lo disfruto, me regodeo en que por fin estoy donde creo que debo estar.