Terelu Campos

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GTRES

En la misa funeral por Jesús Mariñas, me derrumbé al ver a Elio totalmente destruido

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Terelu Campos

Presentadora, colaboradora televisiva, bloguera y actriz

Esta semana quiero empezar mi blog recordando a Jesús Mariñas. Hace unos días estuve en la misa funeral que se celebró en su memoria. Era un día de calor extremo en Madrid. Salí de mi casa a las 19:45 y había 37 grados en la calle. Mi ánimo ya no era bueno por la situación de tener que recordar a alguien como Jesús, pero el calor convirtió esa experiencia en algo más doloroso y me provocó estar más decaída de la cuenta. Llegué a la iglesia con tiempo suficiente, porque para el tema de la puntualidad soy bastante formal y maniática. No me gusta entrar en ningún acto que ya esté empezado. Como llegué muy pronto, me fui a una cafetería y por el camino me encontré con Elio, marido de Mariñas, y la actriz Lola Herrera. Me derrumbé al ver a Elio totalmente destruido. No me esperaba encontrármelo así, porque durante el último año tuve la sensación de que el marido de Mariñas estaba preparándose para la despedida. Eso es muy fácil decirlo y muy difícil vivirlo. Elio ha pasado casi toda su vida al lado de Mariñas. Jesús lo ha sido todo para él: su gran amor, su hermano, su amigo, incluso un padre, y desprenderse de eso de golpe tiene su proceso. Soy feliz porque sé que Elio está arropado por personas que lo queremos y querían, admiraban y respetaban a Jesús. Elio me dijo que no hay un solo día que pase sin hablar con él y yo lo entiendo. Todo lo que hay en su casa le recuerda a él. No olvidemos que Jesús ha muerto con las botas puestas escribiendo su artículo semanal. ¡Eso solo lo hacen los grandes! Mis palabras no significan que mi relación con Mariñas siempre haya sido estable y basada en lo bonito. Los dos pasamos momentos complicados en nuestra relación. Unas veces no nos entendíamos, otras nos distanciamos, incluso de no querernos, pero algo más había nacido entre nosotros que hizo que la relación perdurara en el tiempo. Jesús era todo menos fácil. Nunca olvidaré su personalidad, su manera de ver la vida y cómo se pronunciaba ante ella. Me he sentido muy querida por él y también he sentido sus palos cuando utilizaba su pluma para escribir sobre mí. Recuerdo que cuando nació mi hija, Alejandra, escribió algo hermosísimo sobre ella. Lo llamé por teléfono para decirle: “Algún día podré decir a Alejandra que una de las pocas veces que Jesús escribió un artículo amable lo hizo sobre ti”. Se tiene que sentir muy orgullosa cuando lo lea.

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