El pasado 25 de septiembre, se cerró un ciclo para nosotras al realizar el funeral de nuestra madre en Madrid. Esta ciudad fue su casa durante 42 años de su vida en los que cosechó grandes éxitos. Hicimos un homenaje a la altura de nuestra madre y a la medida de una mujer que amó y apoyó la música de este país. Hablo de los grandes músicos que tenemos: desde los que ya estaban consagrados hasta los que empezaban, a los que nadie les daba una oportunidad y que ahora son grandes estrellas. Ella les dio la misma importancia a todos por igual.
Ese fue el motivo por el que mi hermana y yo quisimos que el amor y la música estuvieran muy presentes en su despedida. Eso es lo que a ELLA le hubiera gustado. Nosotras no hemos hecho un funeral para que les guste a otras personas. Es muy fácil soltar por la boca cualquier improperio basado en el desconocimiento, pero el ignorante es atrevido. ¡Eso lo sabemos todos! Todas las personas que quisieron acompañar a nuestra madre y estar a nuestro lado en la Iglesia de Santa María de Caná, situada en el municipio madrileño de Pozuelo de Alarcón, fueron las que vivieron el funeral en primera persona. ¡Allí lo que se respiraba era AMOR y RECONOCIMENTO! Quiero dar las gracias a Tamara por cantar las canciones ‘Espérame en el cielo’ y ‘Amor eterno’. A mi madre siempre le gustaron los boleros y las rancheras y escucharlas en su despedida me erizaron la piel.
Sumo a mis agradecimientos a otro gran artista, como es Miguel Poveda, por cantar ‘Madre’, la canción de Rocío Jurado. Me consta que las personas que de verdad estaban ahí sintieron al escucharle un reconocimiento a sus madres que ya no están. Además, quiero agradecer a todas las autoridades que quisieron arroparnos y acompañarnos ese día, como fueron las ministras María Jesús Montero, Isabel Rodríguez y Pilar Alegría. También a José Luis Martínez Almeida, alcalde de Madrid, y a la alcaldesa de Pozuelo, Paloma Tejero. Sobre todo, quiero darles las gracias a todos los compañeros y a todos los AMIGOS, que estuvieron allí. Gracias Leo, esa mujer que ha estado trabajando en casa de mi madre durante 33 años. Gracias Blanca y Yolanda, porque nos habéis ayudado en los últimos meses más complicados. Ellas le dieron amor cuando nosotras teníamos que trabajar, como todo el mundo y como todas las familias que tienen un problema así, y no podíamos estar con nuestra madre todo lo que hubiéramos querido.
Hablando de trabajo, hace unos días he iniciado una nueva etapa profesional en Televisión Española, la casa que me vio nacer. Lo he hecho muy ilusionada porque, al final, he vuelto donde conocí el mundo de la televisión y donde he sido feliz durante muchos años. Allí conocí el medio desde dentro hasta que comencé a presentar algunos espacios. Volver a entrar por los pasillos de Prado del Rey, después de 27 años, me ha removido preciosos recuerdos. Volver a subir a la redacción que dejé hace más de dos décadas ha sido muy especial. Una redacción que ahora ocupa el equipo de ‘La Plaza’, uno de los programas en los que he vuelto a trabajar después de muchos años en la televisión privada. No sé si existen las casualidades, pero puede que sí. Creo que ella, mi madre, estaría muy contenta de mi regreso a TVE.
Por cierto, para esas lenguas viperinas, mi incorporación a Televisión Española nada tiene que ver con la visita que hace una semana hicimos al presidente del Gobierno en funciones, Pedro Sánchez. Hay que tener muy mala leche para insinuar que nuestra visita a la Moncloa tiene que ver con mi trabajo actual en Televisión Española. Hay que tener una gran dosis de ignorancia para no saber que esto no es algo que se haya cerrado con la muerte de mi madre. Dicho esto, espero dar lo mejor de mí por las mañanas con “los mañaneros” junto a Jaime Cantizano. Por cierto, ¡me encantó conocerte Jaime! Una entrega personal que, también, haré por las tardes con Jordi González, con el que me unen muchos años de cariño. Yo regresé con él a Telecinco hace mucho tiempo y ahora él, otra vez, vuelve a la casa en la que empezó. Este reencuentro entre los dos tiene algo de mágico y de especial. Como diría mi madre: “Vaya terminando, amiga”. Pues eso, que espero poder hacer muchas otras cosas en esta nueva etapa profesional.