Las buenas van al cielo, pero las bordes vamos a todas las partes

Por cierto, este lunes la Peña Periodística Primera Plana, que con tantos años de experiencia otorga los Premios Naranja y Limón, me ha dado este último. No sé si eso es bueno o malo. Me pregunto yo: ¿entre tanta gente que hay me merezco yo el limón? Ser agradable y encantadora las 24 horas del día los 365 días del año debe ser agotador. Dicen que las buenas van al cielo, pero las bordes vamos a todas las partes, y por eso fui a recibir ese premio Limón. Sé que se me ha otorgado con cariño y así lo recibo también. Es muy difícil ser simpática y agradable cuando te ponen el micro y cada pregunta que te hacen es una patada en la boca. Todavía no he llegado a ese autocontrol, y eso que con los años soy tremendamente más encantadora, digan lo que digan. El otro día dije que pondría este premio en el sitio más preciado de mi casa. Así ha sido, y por eso lo he puesto en el frutero. Digan lo que digan o penséis lo que penséis, en mi familia somos una piña. Si ya hablo de mi hija es la pera. Enhorabuena a todos los galardonados dulces y ácidos, simpáticos y antipáticos, cercanos y lejanos. Para mí es un honor compartir premio con todos vosotros.