Ena, Ena…Letizia lleva la tiara de la reina Ena… Los reyes se detienen en Buckingham delante del retrato de la reina Ena… Lequio le pone a su hija el nombre de Ena… Ahora tengo que decir una cosa horrible por inmodesta: ¡hasta que yo no publiqué su biografía, ni dios sabía quién era la reina Victoria Eugenia y menos que su verdadero nombre era Ena!

Aparte de los eruditos Ricardo de la Cierva y Luis María Anson, nadie recordaba a esta reina desgraciada que rompió así con Alfonso XIII, el rey que la había maltratado durante treinta años: “No quiero ver tu fea cara nunca más”. ¡Nadie, ni su propia familia! Y que no se me desmienta, porque el año en que salió mi libro se cumplían los cuarenta de su muerte y la única esquela que apareció en la prensa ¡la pagó esta humilde periodista de su bolsillo! ¡Mil euracos! Encima, me llamó un familiar cercano y me reprochó agriamente que no les hubiera avisado ya que los había avergonzado en público… ¡Lo que hay que aguantar!