Pilar Eyre

Pilar Eyre

Rocío Jurado y su nieta

"Rocío Flores aunque no ha ido a la segunda boda de su madre, sí asistió en estado embrionario a la primera"

¡Las dos bodas de Rociíto! ¡1996 y 2016! ¡El cero y el infinito! Yo estuve en la rueda de prensa de Argentona, donde Rociíto y Antonio David Flores soltaron la bomba de que se casaban, hace justo 20 años. Él, guardia civil, ella, una modelo de trajes de novia que recorría Cataluña con la marca Tot Nuvis de Paco Flaqué, que la llevó incluso a un Gaudí, donde desfiló con David Meca y la Jesulina. Lo de Argentona lo había organizado Amador con grandes camiones de televisión aparcados en la calle, mientras centenares de vecinos del pueblo vitoreaban a los periodistas. Una emocionada Rociíto nos contó en petit comité que su madre le había dicho, “sé que estás preñada…, pues aquí estoy y no te preocupes”. La Jurado adoró a su primera nieta. Cuando Ortega toreaba en Barcelona se alojaban en el Juan Carlos I y yo vi como la abuela transfería a su marido a otra habitación para poder dormir con Ro. ¡La llevaban hasta a comer marisco a Botafumeiro!

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Ro, Rocío, aunque no ha ido a la segunda boda de su madre, sí asistió en estado embrionario a la primera. Que fue fastuosa, porque la Jurado quiso seguir el guión, catering incluido, del casamiento de la infanta Elena, que acababa de celebrarse también en Sevilla. Allí fue donde Ortega se arrancó con su “estamos tan a gustito…” Un Ortega que tampoco ha sido invitado a la nueva boda de la que fue su hijastra.¿Que no lo ha hecho por los cuernos que le puso a la madre? Sé que Rocío Jurado le había revelado a su íntimo amigo Luis Sanz, que a su vez lo relató en sus memorias inéditas, que quería separarse, pero no por ninguna infidelidad del torero, sino porque se les rompió el amor de tanto usarlo. ¡De tener sexo contra un árbol en la Yerbabuena bajo la noche estrellada, habían pasado a la frialdad más absoluta! Ya Rocío me había confesado una noche en Valencia, “necesito hacer el amor todos los días”. Pero cuando se puso enferma, Ortega se convirtió en el más devoto de los maridos, y aunque fuera solo por eso, hubiera merecido estar ahí, entre los elegidos.

Y otra baja más en la lista del invitados, Raquel Mosquera, una mujer desorientada y oronda que hizo muy feliz al padre de la novia, Pedro Carrasco. Pero Raquel y Rociíto no se hablan desde que disputaron por un apartamento en el madrileñoPpaseo de la Habana y la “niña” tampoco le ha perdonado la lápida donde Raquel mandó escribir “de tu esposa y demás familia…”

¡Las dos bodas! De la segunda ya estamos hartos y sobre la primera se ha corrido un extraño velo de silencio. Me voy a poner marxista, sección Karl, para citar su frase más conocida, “la historia siempre se repite dos veces, la primera como tragedia, la segunda como farsa…” ¿Pega? ¡No mucho, pero tenía ganas de soltarla!

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