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Mira que nuestro amigo Tejerina me lo repetía, que Terelu es muy buena persona, que no es tan borde como dicen… que le tienen envidia… Tus ojos llorosos el día de su entierro me conmovieron, sí, pero…
No cambié de opinión hasta que te conocí. Mejor dicho, hasta que vi el cuidado y preocupación que tenías por tu madre en ‘Qué tiempo tan feliz’, cómo estabas pendiente de sus menores gestos, cómo tomabas las riendas de la tarde cuando a Teresa le acometía un ataque de tos, ¡y luego decían que querías protagonismo y quitarle el programa! Y a todo callabas para no lastimarla, a pesar de que sabías que ese callarte te perjudicaba. Ahora me confiesas: “Pilar, no entiendo este daño a mi persona”. Y yo me avergüenzo porque alguna piedra te lancé también. Perdóname, querida Terelu.