Pilar Eyre

Pilar Eyre

Paquita Rico

"En ningún lugar se ha explicado el episodio vital mas desternillante de Paquita Rico"

Ahora voy a hablar de Paquita Rico. La gran Lola Flores decía de ella con su voz de sereno, “ni Carmen Sevilla, ni Marujita Díaz, ni Sara Montiel, ¡la más guapa de todas nosotras es Paca Rico!”. Estos días se le rinden homenajes sin fin, el último un programa especial en Canal Sur que ella vio emocionada en su refugio de Sevilla, donde vive con su sobrino. Pero creo que en ningún lugar se ha explicado su episodio vital mas desternillante, que parece extraído de la España negra de Goya, Berlanga y Tony Anipke (eh, ese no, que se ha colado). Su gran amiga y secretaria, Encarnita Molina, falleció en Madrid hace treinta años y antes de morir le explicó a su jefa que le gustaría ser enterrada en su tierra natal, Murcia. Paquita, que no es precisamente una manirrota, en lugar de contratar un furgón mortuorio la vistió de calle, la subió a su propio coche, la “sentó” detrás, y allá que se fue a Murcia, conduciendo 400 kilómetros con tan singular (y difunto) pasajero. Como es natural, el cadáver se bamboleaba de un lado a otro del vehículo, por lo que varias veces la guardia civil le dio el alto. Sin inmutarse, Paca bajaba la ventanilla y decía, parpadeando rápidamente y con ese gracejo que Dios le ha dado, “mi arma, es que mi amiga no se encuentra bien… venimos de una celebración…. Ya sabe, algunas copitas…”. Y los guardias civiles, subyugados por sus ojos de terciopelo, mandaban seguir al coche que al fin llegó sin más percances a Murcia, donde Encarnita fue enterrada al fin discreta y dignamente.

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