"Aparte de dar la mano con energía prusiana, estos reyes no interactúan con los 60 periodistas acreditados ni que los maten"

Familia Real en Mallorca

“Quizás”. Ha sido la única palabra que se oyó musitar a Letizia en el posado real en Mallorca. Fue cuando le preguntaron al rey si Leonor y Sofía iban a hacer vela con sus primos, y don Felipe, al que su hada madrina no ha otorgado el don de la locuacidad, masculló “si les gusta…” Aparte de dar la mano con energía prusiana, estos reyes no interactúan con los 60 periodistas acreditados ni que los maten. Nada que ver con aquellos “¡Juanito, cabronazo, ya sé que te jubilas!” del emérito dirigidos al fotógrafo Juan Chávez. “Conocemos a Felipe desde pequeño, pero es como si nosotros fuéramos trasparentes aunque no lo hace por soberbia sino por timidez y por terror a parecerse a su padre”, me cuentan los más viejos del lugar. “Letizia ha perdido toda complicidad con nosotros para volverse tan inexpresiva como su marido”. En algo se ha mejorado: la Casa ha valorado por fin la importancia icónica de los cuatro juntos y este año se han esmerado un poco más, escogiendo para las fotos buena luz y buscando un lugar más dinámico que las escaleras de Marivent, donde “parecían cuatro espantapájaros”. Carmen Rigalt me comenta que “nos dimos cuenta de los cambios al ver los vestidos, al natural eran corrientitos y sin embargo en televisión quedaban muy marineros, elegantes sin pretensiones…” Y concluimos las dos al unísono como almas gemelas, no en vano hemos nacido el mismo día, el mismo mes y el mismo año, “¡al fin y al cabo es lo único que importa porque una imagen vale más que mil palabras!” (El 13 de septiembre ¿el año? Este… ¿el año dicen? ¿saben que no me acuerdo?)

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