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Avilés me envía un vídeo caminando por la autovía. Cuenta que tiene ocho kilómetros por delante hasta llegar a Mediaset, pero conociéndolo supongo que serán ochocientos metros. Me pregunta si voy a hacer el ‘Deluxe’ y le contesto que todavía –son las tres y veinticinco de la tarde– no lo sé. Lo malo de contestarle a Avilés es que alimentas al monstruo y puede seguir enviándote mensajes hasta que las ranas críen pelo aunque tú no respondas a ninguno más. Su mente debe decirle: “No te preocupes, ese al que tú escribes está ahí, detrás del teléfono”, y a él ya le da igual todo. Vuelvo a recibir tres mensajes más suyos: “Qué miedo. No te la juegues. Está todo peligrosísimo”. Y entonces es cuando yo siento pavor, porque se me viene a la cabeza la escena de ‘Eva al desnudo’ en la que Anne Baxter sustituye a Bette Davis en una obra de teatro precisamente porque la segunda no llega debido a un temporal de nieve. Y Baxter está espléndida y el público no echa en falta a la Davis. ¿Y si todo esto lo está haciendo Avilés para presentar el ‘Deluxe’? ¿Y si resulta que lo hace tan bien que me quita el sitio? Rápido, no puedo caer en su trampa. Acudo a las páginas amarillas para ver cuánto me costaría alquilar un quitanieves