Hoy viernes tenemos el primer ensayo general con público de ‘Desmontando a Séneca’. Ganas y nervios a flor de piel. Necesitamos saber cuál va a ser la respuesta del público, si reirán donde creemos que lo harán, si se emocionarán en esa escena tan tierna y tan bonita... Hoy empieza a despejarse la intriga. Estamos preparados y expectantes. Es bonito lo que me ha deseado mi compañero Manuel Alvariño entre cajas antes de que se levantara el telón: “Buen viaje”. Qué manera tan poética de definir lo que es una función de teatro, un viaje en el que naces, creces y mueres en cada representación.

Esas palabras, ese deseo, ese “buen viaje” es una caricia muy placentera que te anima a disfrutar de todo ese recorrido. Porque si el viaje no se goza no habrán valido la pena tantos miedos, tantas inseguridades, tantos desvelos que te produce la duda.

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El ensayo general con público es a las 8 de la tarde, pero nos citan a las 5 para poder representar la obra a puerta cerrada y salir bien calentitos. En ese repaso me pasan cosas que jamás me han sucedido durante los ensayos: olvido partes del texto que he llevado al dedillo, me equivoco en pasajes donde jamás me había equivocado, me falla la voz y alguna que otra catástrofe más. Lo que suele suceder en estos casos, pero, claro, no tienes que venirte abajo y debes confiar en que luego no será así; que la función saldrá bien porque para eso llevas tantas horas dedicadas al texto y tantos ensayos a las espaldas.

Momentos antes de que se levante el telón le pregunto a mi compañero Manuel: “¿Estás nervioso?”. Y su respuesta me encanta: “Claro. Para eso hemos venido”. Y digo yo que tiene razón. Que estos nervios que te comen son muy gustosos porque te dan vida, marcha, gasolina para seguir emocionándote.

Juan Carlos Rubio se dirige al público para dejar bien claro que lo que van a ver es un ensayo. Y mientras habla y me doy cuenta de que la obra está a punto de empezar tengo que controlarme para no llorar, porque un año después vuelvo a estar en un escenario. Se abre el telón y me reciben con un aplauso muy cálido que tiene efectos casi sanadores y reparadores sobre unos nervios que empezaban a dispararse más de la cuenta. Después de este primer ensayo, queremos más, estrenar ya, que comience la gira y pasear a Séneca por toda España. Córdoba, allá vamos.