Rosa Benito es una persona retorcida con todas las letras

Jamás, repito, jamás se me ocurriría retuitear nada que fuera en contra de un programa de la empresa en la que trabajo. Pero, claro, yo soy un profesional. Una persona que tiene muy claro que en mi empresa trabaja mucha más gente, no solo yo.

Y es nuestra obligación proteger en la medida de nuestras posibilidades a esa empresa que nos proporciona trabajo cada mes. Sin embargo, la cuñada viuda de Rocío Jurado está demostrando que ha perdido la chaveta. Porque, por mucho que le escueza que un programa no le rinda pleitesía, no debe olvidarse de que ese programa también la salvó de su ruina económica. Que la apoyó durante muchísimos años.

Que si no hubiera sido por ese programa que tanto detesta su vida habría sido más incómoda. ‘Sálvame’ la convirtió en un personaje de primera línea. Primero, porque advirtió en ella madera, desde luego. Y no nos equivocamos. Rosa se entregó y el programa a ella, y los dos salieron beneficiados. Rosa decidió, por voluntad propia, hacer partícipe a la audiencia de sus más íntimas experiencias personales. Pero en la televisión, como en la vida, todo tiene un precio.

Y a la Benito le cuesta entender que cuando uno entra en el juego es difícil decir: “Aquí me planto”. Una vez que la maquinaria se pone en marcha, todo es impredecible. ¡Y de qué manera! Rosa no tendría que haberse ido de ‘Sálvame’, pero eso es otra historia. 

Ella es ‘Sálvame’ en todo su esplendor y siempre se lo hemos reconocido, pero vive instalada en el resentimiento y aprovecha cualquier motivo para echarnos por tierra. “Yo a esta cadena le he dado mucho”, le escuché decir hace poco con altas cotas de dramatismo. Cuando una persona es capaz de pronunciar una frase así es que ha perdido el oremus. Nada le parecerá lo suficiente, nunca se verá recompensada.