Nací el 4 de febrero de 1948, en la calle Racino, 10, del barrio de Capuchinos, de Málaga. Desde muy niña, sentí la afición por el cante y el baile, y aunque siempre he sido tímida, esa timidez no contaba cuando alguien de la vecindad me pedía que me arrancase por malagueñas o bulerías. Con 8 o 9 años empecé a formar parte del Grupo Regional de Descanso, con el que fui actuar a Televisión Española.
“Mis actuaciones agradaron mucho a Manuel J. Goyanes”
A mí, seguramente porque era una niña, me ‘sacaron’ mucho, y cuando terminó el programa Tico Medina me pidió que acudiese al siguiente con un guitarrista. Mis actuaciones en TVE sorprendieron y agradaron mucho a un hombre para mí entonces, claro, totalmente desconocido: Manuel J. Goyanes, veterano productor cinematográfico.
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Con él se llegó a concertar una entrevista en el curso de la cual no se me olvidó poner el “señor” detrás de cada “sí” o cada “no” de la conversación, porque aquel hombre imponía un gran respeto y yo había sido aleccionada en ese sentido. Tras hacer unas pruebas cinematográficas en Madrid, mi padre firmó un contrato en exclusiva con el productor. Hasta mi mayoría de edad, exactamente. Y aquel mismo día era ‘rebautizada’: en lo sucesivo no sería Pepi Flores, sino Marisol, sencillamente.
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Cuando llegamos a Madrid para el rodaje de la primera película, mi madre y yo nos hospedábamos en casa de una tía mía. Pero un día en que fuimos a ver la televisión a casa del señor Goyanes, me invitaron a que pasara allí la noche. Me quedé aquella noche... y las noches sucesivas, durante diez años. Al principio mi madre se hospedaba en una pensión cercana, en la misma calle, pero después se vino también con nosotros.
“Fui a Venecia y gané un premio por mi película”
‘Un rayo de luz’ se estrena en el Palacio de la Música de Madrid teniendo yo 11 años. Aquella noche inolvidable me siento llevada en volandas, zarandeada, estrujada, llena por todas partes de luces y flores, aunque al final de todo me caía de sueño.
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Es a finales de 1959 cuando realizo mi primer viaje en avión para ir al Festival de Venecia. Allí gané el primer premio de interpretación y me volví a España cargada de regalos, muchos de ellos de los críticos, a quienes caí muy bien. Se lanza entonces mi primer disco, el de las canciones de ‘Un rayo de luz’, y recuerdo que ‘Corre, corre, caballito’ obtiene un gran éxito. Después ruedo ‘Ha llegado un ángel’ y ‘Tómbola’, con el gran éxito que supuso la canción del mismo título.
“Mis supuestos amores”
Durante el rodaje del siguiente filme, ‘Marisol rumbo a Río’, tengo un reencuentro con un hombre al que admiraba y al que había conocido en mis comienzos: Antonio ‘el Bailarín’. Me habían llevado para que él, el genio del baile español, me viera.
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Bailé ante él, y él se puso después a bailar conmigo. Allí mismo surgió la idea de que hiciéramos juntos una película. Esta sería ‘La nueva Cenicienta’, y, a la vez, el nacimiento del primero de los muchos ‘romances’ que se me han achacado...