La popularidad es buena para rollos de una noche porque no existe el compromiso, pero hay muchísima gente reacia a establecer algún tipo de relación con una persona famosa. Y, claro, esa gente es la más interesante. Pero se asustan, y con razón. Valoran su libertad, su anonimato, y prefieren no meterse en historias en las que alguna de estas dos cosas pueda peligrar.
Me preguntaba un colega el sábado si tenía ganas de enamorarme y le contesté que lo veía muy difícil. He conocido el amor en toda la extensión de la palabra y lo que venga tiene que ser, como mínimo, igual de valioso que lo vivido. No me aterra no volver a enamorarme porque al menos puedo decir que he conocido esa experiencia, que es una de las más maravillosas que se puede vivir en esta vida.
Antes me daba pánico estar solo y ahora veo muy complicado volver a compartir mi vida con alguien. Si tuviera pareja creo que no viviría con ella los siete días de la semana. Me gustaría que nos juntáramos de viernes a domingo, cenar un miércoles, disfrutar de las vacaciones juntos. Pero me asusta la convivencia. Esa rutina demoledora que se instala en el hogar y que te lleva a estar fabulando continuamente con otras vidas.