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Cargan contra Alejandra Rubio porque dicen que mete mucho la pata, pero es que está en una edad en la que lo difícil es acertar. Es más, me parecería terrible que ya lo hiciera todo bien. A mí me gusta porque tiene esa frescura de la gente que llega a la televisión y ve a sus mayores –entre los que me incluyo– como seres que están a punto de ser embalsamados.
Alejandra hará carrera en el medio si no se empeña en ser una persona que no es y si no entra a formar parte del “bienquedismo generalizado”. Está en la edad perfecta para equivocarse y aprender a base de palos, que lamentablemente es una de las maneras más efectivas de aprender. A mí que diga en ‘Viva la vida’ que no hubiera salido a buscarme al pasillo de Mediaset –como sí hizo su tía, Carmen Borrego– me parece algo divertido.
Ese tipo de protocolos que no entienden esas reacciones me parecen muy carcas y viejunos. Ahora solamente falta que Terelu deje volar a su hija y no la sobreproteja en exceso. Intentar evitarle sufrimientos en el terreno laboral es una grandísima equivocación.