La boda de Kim Kardashian y Kanye West se ha convertido en nuestra nueva historia de ciencia ficción preferida, con la curiosidad, de que todo, aunque parezca mentira, está pasando de verdad.
Nos frotamos y nos frotamos los ojos porque no somos capaces de asimilar todo lo que está sucediendo: una despedida de soltera a los pies de la Torre Eiffel, constantes viajes a la Ciudad de la Luz, una ceremonia en una fortaleza del Renacimiento italiano… Y así podíamos seguir hasta volveros verdes de envidia.
De momento, los fastos por la boda de los Kimye han dado comienzo en Versalles, tras un 'brunch' celebrado en el hogar parisino del diseñador Valentino.
El que fuera palacio de residencia de Maria Antonieta, abrió sus puertas anoche para ofrecer a los invitados un tour privado acompañado de una sesión de fuegos artificiales en honor de los futuros marido y mujer.
Por la mañana del sábado la pareja y sus invitados han subido a sus aviones privados y han puesto rumbo a Florencia, donde les esperaba la segunda parte de la celebración en el Fuerte de Belvedere, una construcción en medio de la Toscana, que Kanye habría elegido para homenajear no sólo a su mujer, sino también a su hija, pues según el rapero, la pequeña fue concebida en este mismo lugar.