No está de promoción con ninguna de sus películas, y me dicen que es bastante hermético en cuanto a su vida privada, así que pienso en argumentos de peso para que me conceda esta entrevista. Al final no los necesito porque funciona a golpe de corazón –por mucho que él presuma de ser cerebral– y le caigo bien, no sé por qué extraña razón. Así que lo hace porque lo siente así, sin más. Voy a entrevistar a Santiago Segura, al único director de cine del mundo –y no estoy exagerando– que ha tenido la valentía de estrenar una película, ‘Padre no hay mas que uno 2’, en plena pandemia, cuando nadie va al cine. Una locura que ha roto con todos los pronósticos, convirtiéndose en un éxito de taquilla. A todos en la industria les ha sorprendido. A todos menos a él, porque es la historia de su vida: nadar a contracorriente.

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Me cita Santiago Segura en un teatro. “Este teatro es un proyecto muy bonito en el que me he embarcado, y he pensado que a la gente inteligentísima que lee Lecturas le gustará conocerlo”, nos explica en exclusiva. “Lo hemos alquilado por cincuenta años. El día que firmamos pensé que yo solo deseaba ver el final del contrato [risas]”. Segura es poco dado a hablar de su vida privada pero se anima a sincerarse sobre la que es, sin duda, la mujer de su vida.

Hablo poco de ella porque me da pudor, pero es lo mejor que me ha pasado en la vida”, cuenta relajado. “La conocí haciendo ‘Torrente I’. Ella era la meritoria de maquillaje. Estuve diez años persiguiéndola hasta que me dijo que sí”. ¿Y cuál es su táctica? “Tampoco es que sea una “táctica”, es un poco de cajón, pura lógica, tratar a la otra persona genial, escucharla, agasajarla, obsequiarla, mimarla. ¿Quién no quiere sentirse bien tratado”.

No he tenido muchas historias de una noche, lejos de lo que se cuenta. He sido muy enamoradizo. He tenido historias largas y con gente bonita”, nos explica sacando su lado más romántico. “Al final todos queremos ser amados. Como decía Sabina en una canción: “Tuve dos mujeres pero quise más a la que más me quiso”.

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