El ladrón de Kim Kardashian confiesa que las redes sociales fueron fundamentales en el robo

Todo el mundo sabe que hay que tener mucho cuidado con lo que se comparte en público. Las redes sociales han ido dibujando un nuevo panorama en el que la línea que separa privacidad y vida pública queda más difusa que nunca, y aunque seamos conscientes del peligro de mostrar o revelar ciertos datos personales, en el uso continuado de nuestras cuentas se nos puede colar algún cabo suelto que sería mejor que no saliera de nuestra esfera privada. Y eso es lo que le pasó a Kim Kardashian.

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Ya han pasado varios meses desde que la modelo fuera asaltada en el hotel de París en el que se alojaba durante la semana de la moda de la capital francesa, y desde entonces se ha mantenido bastante más alejada de la vida pública y las redes sociales, además de despedir a su encargado de seguridad y de llegar a negarse a viajar en una de sus recaídas.

Ahora, su asaltante, Aomar Ait Khedache, ha reconocido que se fijó en la familia Kardashian por su forma de exponer sus joyas en Instagram y Snapchat: "Las joyas fueron mostrados en Internet, y dijo que no llevaba falsificaciones...", ha explicado en su declaración. Además, ha confesado que estuvo "estudiando" las redes sociales de la modelo para conseguir una gran parte de la información que necesitaba para llegar a ella: "Sólo tenía que mirar en internet y lo sabía todo, absolutamente todo", ha asegurado.

Si bien es cierto que en toda esta historia también hubo un "soplón" implicado del entorno de Kim que facilitó a Aomar los datos que le faltaban, es innegable que a veces no es lo más prudente exhibir en las redes nuestra vida al dedillo y mostrar, a cada paso, dónde vamos, qué hacemos y con quién estamos.