Miriam Saavedra y Mónica Hoyos sobreviven a su cara a cara en 'GH VIP'

Las concursantes de GH VIP han tenido que estar tomando el té en paz y harmonía para poder conseguir el premio que les prometió Jorge Javier...

3 de octubre de 2018, 19:24

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¡La hora del té! Miriam Saavedra y Mónica Hoyos tenían una misión muy especial. Si querían conservar la lavadora y el baño en la casa, les tocaba sentarse cara a cara para mantener una charla de diez minutos sin entrar en gritos ni discusiones. ¿Lo habrán conseguido? Diez minutos no parecen muchos pero contando que Miriam está presente, ¡puede ser cualquier cosa! Sin muchas ganas, las ex de Carlos Lozano tomaban asiento ante la mirada preocupada de sus compañeros...

Ha llegado la hora del té”. El súper anunciaba el esperado momento en el que Miriam y Mónica tenían que sentarse cara a cara y mantener la compostura. El premio no era para menos. Jorge Javier así se lo había anunciado en Límite 48 horas. De conseguir el reto, podrían tener lavadora y el baño, dos de los bienes más preciados para los habitantes de Guadalix. Dejar eso en manos de las ex de Carlos Lozano... ¡Qué valor!

Las concursantes acudían a la cita sin mucha pasión. Para romper el hielo apelaban a lo primero que tienen en común. ¿Su ex? No, Perú. Mónica y Miriam han estado rememorando su vida allí. Dónde vivieron, qué cosas les gustan, vamos, una conversación de lo más neutra para no tocar temas espinosos. Claro que la tensión no iba a tardar en aparecer. “Tú te quedaste embarazada muy pronto, ¿verdad?”, cambiaba de tercio Miriam.

Mónica mostraba algo incómoda pero su compañera conseguía superar el trance. Miriam aseguraba que sabía que Mónica era muy buena madre. Esta se lo agradece pero le pide que cambien de tema, que si eso, ya lo comentarán en otro momento pero no en la hora del té. De la familia pasan a las comidas favoritas, sin perder de vista el reloj de arena que les habían facilitado para controlar el tiempo. Dos vueltas tenían que darle y la cosa se estaba poniendo larga.

Por fin, ¡acaba el té! ¡Y no se han matado! Mónica y Miriam, satisfechas, se despiden cordialmente y corren a contar a los suyos cómo ha ido todo. El baño y la lavadora la mantienen. Ahora, lo de ser amigas...

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