El grito anoche fue unánime. ¿Qué estamos haciendo sin Mercedes Milá? La periodista se sentaba, por primera vez, en Salvados, el programa de Jordi Évole y conquistaba al público. Hacía, vamos, lo que siempre hace. Milá se desnudó emocional, profesional y personalmente. Ofreció todo lo que ofrece cuando pisa un plató y dejó muy claras sus intenciones: quiere volver a la televisión. Pero, ¿dónde? Sin cortarse ni un segundo, fue directa y remató su ya defenestrada relación con Mediaset. La cadena de Vasile no ha levantado el teléfono para ofrecerle nada. Y eso, claro, le duele...
“No te veo jubilada”. Hay que ser valiente para sentarse frente a Mercedes Milá. No por miedo, ni por el descontrol -que también-, sino por su arrollador sentido de la televisión. Milá entiende el medio como nadie y sabe que la cámara no miente. La verdad se transmite a través de la pantalla. Algo que, lejos de evitar, busca. Se entrega a los espectadores en cuerpo y alma, incluso aunque, en este trance, tenga que caer quién se sienta frente a ella. La periodista volvía, por fin, a la actualidad más periodista que nunca. También más directa.
A sus 67, Milá no contempla la jubilación en ningún escenario. “Me ofrecen muchos trabajos. Me llaman y me llaman”, explicó en Salvados. “Me llama gente impensable. Todos menos los míos”. Primer asalto. “Mediaset eran los míos”, le apuntaba al presentador. “Ellos no me llaman, pero todos los demás... tengo para elegir”. El rencor sigue instalado en lo más profundo de la periodista. Han pasado ya dos ediciones de GH desde su marcha de Telecinco pero ni con esas. Tal vez esperaba un telefonazo que nunca llegó.
“Pocas facilidades les di para entender cómo estaba”, confesaba la presentadora sobre su salida de la cadena. “Di pistas pero las empresas tienen muy poca consideración a los problemas personales de sus empleados”. La depresión llamó a su puerta y tuvo que centrarse en su salud. Dejó GH tras haber aguantado los últimos meses luchando. “Entendí el sufrimiento mental, la depresión, que jamás pensé que tendría en mi vida”.
La depresión: el motivo detrás de su marcha
“Jamás pensé que podría caer en algo totalmente incontrolable. Cuando no sabes lo que te pasa, cuando no haces más que llorar, cuando no comes cuando no duermes...”. Milá quiso hacer un desnudo emocional integral y sincerarse sobre los meses más duros de su vida. “Llegué al extremo de dudar que pudiera hacer periodismo nunca más. Creía que no sabría hacer una entrevista”. Se refugió en la lectura. “Llega un momento que si no es por la química u otros aprendizajes, como la lectura... Me ayudaron a salir”.
La propia presentadora cuestionaba su excesiva sinceridad. “Lo hago por si le sirve a la gente que lo está pasando mal”, se justificaba. “Si esta tía ha estado en la mierda, yo también podré salir”. Évole poco tenía que decir frente a alguien con Mercedes Milá. La prsentadora incluso llegó a hablar de sus visitas al psiquiatra para reajustar la medicación. Eso sí, terminó confesando que ya se encontraba bien. Tuvo una recaída antes de Navidad pero ya volvía a sentirse fuerte.