Desde que tuvo lugar su secuestro exprés, Rosanna Zanetti vive pegada a la peor sensación de todas: el miedo. Aunque ya no reside en Venezuela, teme por sus familiares, que sí lo hacen, por eso ayer, aunque trató de sincerarse en Espejo Público, fue con pies de plomo a la hora de hablar del régimen de Maduro. No quería que sus palabras tuvieran represalias para sus seres queridos.

Es un miedo que no cesa. Zanetti, a pesar de estar instalada en España con su pareja David Bisbal, vive con terror cada segundo de su existencia. ¿Y si el protagonista del próximo secuestro es alguno de los suyos? La agonía es asfixiante. Hace algún tiempo, la modelo y actriz hizo acopio de fuerza y descubrió por redes que había sido secuestrada nueve años atrás. Era la primera vez que se hacía pública esta información tan íntima de ‘Rosanilla’, como la llama su chico, y ayer, en el programa de Susanna Griso, quiso hablar en una entrevista por primera vez del tema.

Así ha relatado cómo fue este desagradabilísimo episodio que vivió con su pareja de entonces. “Paramos con el coche y en menos de tres segundos dos personas entraron y nos pusieron una pistola en la cabeza. Nos llevaron a su coche y dieron vueltas por toda Caracas”, en ese tiempo, Rosanna pudo escuchar cómo los secuestradores pedían dinero a su familia y a la de su chico. “Fueron tres o cuatro horas eternas”, concluyó. Al final, sus seres queridos abonaron la cantidad reclamada por los criminales.

Lo vivido creó en ella un enorme trauma, “no podía salir ni hacer vida normal”, tal era su miedo. Acudió a terapia de grupo con otras personas que vivieron lo mismo, pero admite que le ha quedado costumbre de “dar muchas vueltas antes de entrar en casa para comprobar que no te siguen”.

Y avisa, si no cuenta más es porque no puede. Porque teme qué pueda ocurrir con su familia si ella habla más de la cuenta, pues no quiere “represalias” contra su madre, su hermano, tíos… quienes viven en el país y participan muy activamente en las protestas contra el régimen de Maduro.