Karlos Arguiñano sobre su antigua ruina económica: “Tenía un pufo terrible en el restaurante, no sabía si me lo iban a quitar”

Karlos Arguiñano es un auténtico referente en el mundo de la cocina en nuestro país pero nunca ha ocultado los malos momentos económicos que ha atravesado a lo largo de su vida

Karlos Arguiñano
Pedro Pernía

En la actualidad, Karlos Arguiñano es el referente indiscutible de las recetas televisivas. Sin embargo, el cocinero tuvo que atravesar auténticas penurias económicas antes de su estrellato. Hoy se declara “muy agradecido a la televisión”, pues gracias a su primer programa en TVE logró salir del pozo en el que se había metido. Un pozo de más de 180.000 euros, o 30 millones de pesetas de aquel entonces.

Sin embargo, no siempre esto fue así, ya que en un momento dado no dudó en hablar de la ruina económica que sufría e incluso de su mayor preocupación, su hija. Por ello, no dudó en escoger como padrina al cocinero que conocía que mejores ingresos tenía para asegurarse que a su hija no le faltase de nada.

Temió por su hija

A finales de los años 80, el restaurante de Arguiñano no pasaba por su mejor momento. En una entrevista en el programa ‘Liarla Pardo’ ha recordado así su agónica situación: “Tenía un pufo terrible en el restaurante, no sabía si me lo iban a quitar”. Eso sí, Arguiñano no quiso que la situación le desbordara por todos los lados, así que en un intento por controlar el problema decidió contraer una única –aunque enorme– deuda con uno solo de sus proveedores, “un pescadero en San Sebastián al que le debía 30 millones de pesetas, que con eso entonces te comprabas cuatro pisos”.

Lo hizo, según él, porque entendía que en aquel momento el pescadero atravesaba por una etapa de solvencia en su negocio. Aun así, las perspectivas eran negras. El nacimiento de su hija Amaia en 1987 fue una alegría que llegó aparejada a una honda preocupación: que la pequeña sufriera los efectos de su ruina. Esta idea obsesionaba a un Arguiñano que, desazonado, acudió a su amigo, el también cocinero Juan Mari Arzak, para que fuera el padrino de la niña. “De los cocineros que yo conocía, era el que más dinero tenía”, ha explicado. Entonces le dijo: “Me gustaría que fueras el padrino de Amaia para que si algún día necesita un capote, y yo no puedo, le eches una mano”. Su amigo aceptó.

Karlos Arguiñano
Pedro Pernía

Hoy día es millonario

Por suerte, las cosas mejoraron para Arguiñano cuando en 1990 le llegó una oferta de ETB, la televisión autonómica vasca. El éxito fue tal que dos años después daría el salto a TVE. Convertido en un fenómeno televisivo, pidió un crédito de 250 millones de pese tas al banco: 200, para comprar su hotel en la zona costera de Guipúzcoa; 30, para pagar su deuda con el pescadero; y 20 para “ir tirando”.

“Si no me llega a salir lo de la tele, no hubiese tenido ni la escuela, ni la bodega, ni el equipo de motos, ni nada de nada”, ha confesado el cocinero guipuzcoano en referencia a sus empresas, que en los últimos ejercicios han conseguido ingresos de más de 3 millones de euros.