Iker Jiménez sufrió la ruina absoluta: "Lo perdí todo de un plumazo"

El presentador de 'Cuarto Milenio' hace una profunda reflexión sobre el peor momento de su vida después de sufrir el mayor fracaso económico

Iker Jiménez y Carmen Porter
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Si bien Iker Jiménez y Carmen Porter pueden presumir de tener un patrimonio millonario de más de 10 millones de euros, por su buen olfato para los negocios y las inversiones, pero también por mucho trabajo duro, no siempre fue así. El presentador de 'Cuarto milenio' protagonizaba este domingo un momento de honestidad brutal con la audiencia y reconocía haber experimentado la ruina económica más absoluta.

Un golpe vital durísimo por la manera inesperada en que ocurrió hace veinte años. Iker recordaba desde el plató de su programa que, por aquel entonces, a finales de la década de los 90, principios de 2000, gozaba no solo de éxito profesional, sino también de un envidiable estatus social, siendo muy valorado en el ámbito del misterio. "Con 26 o 27 años estaba en un estatus absolutamente maravilloso para mis perspectivas y expectativas, maravilloso", narraba. El periodista transmitía a su público lo que eso significaba para él, teniendo en cuanta que había conseguido cumplir un sueño de infancia y, mejor aún, vivir de ello.

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Sin embargo, toda esa bonanza y buen momento se truncó de la noche a la mañana hace veinte años. "De un plumazo, de la noche a la mañana, perdí todo eso, o de alguna manera decidí perderlo. Me fui o me dijeron que me fuera", continuaba contando con su singular manera de decir que el Destino le tenía deparada una enseñanza pero, sobre todo, otros planes. Iker lo describe como "uno de esos momentos de perder lo que yo había logrado con bastante esfuerzo y mi estatus".

"Hubo un momento en el que, por ciertas circunstancias que no vienen a cuento, me vi un día sin absolutamente nada de eso, de un día para otro, y además sin ningún tipo de seguridad, con los dos bolsillos relucientes", describía de manera gráfica.

Sin embargo, lejos de autocompadecerse, no se "lamió las heridas en ningún momento". Y eso lo descubrió en un viaje que hizo a Sigüenza, un lugar que le atrajo en ese momento sin saber " a santo de qué", aunque pronto le encontró un significado y también le procuró paz para enfrentarse a lo ocurrido: "Algo me hizo ir a ese sitio atravesando la nieve. Mucho tiempo después, descubrí que estaba en el plató natural de Félix Rodríguez de la Fuente".

Dos décadas después de este trance ya superado, Iker ha dejado una reflexión valiosa: "Estamos acostumbrados a una sociedad en la que cuando pierdes el estatus, en vez de considerarse que es muy importante el aprendizaje para regresar o para levantarse, como que se demoniza a las personas con pensamientos como como ese ha fracasado, ese ha tenido menos ventas, ese ha triunfado menos en la tele o ese ha metido menos goles. Lo importante es el valor de saber que eso puede ocurrirte y volver a caminar".

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