¿De qué hablaron Rocío Jurado y Julio Iglesias cuando se entrevistaron mutuamente?

Ambos artistas compartieron confidencias en una entrevista exclusiva que Lecturas publicó en 1986

31 de mayo de 2016, 14:26

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Pocas veces dos artistas de relumbrón deciden compartir entre ellos todo tipo de confidencias. Pero esto es lo que precisamente ocurrió en 1986 cuando Julio Iglesias y Rocío Jurado, en uno de sus momentos más mediáticos, decidieron sentarse cara a cara y entrevistarse el uno al otro para las páginas de Lecturas. La conversación transcurrió en la casa de Miami que por entonces Julio estaba aún remodelando. Dadas sus agendas parecía imposible que los dos pudieran coincidir, pero al final el milagro se obró.

Más allá de hablar de sus duros inicios musicales, Julio le preguntaba a Rocío cómo se dio cuenta de que tenía unas cuerdas vocales privilegiadas. "Me preguntaban ‘¿qué vas a ser de grande?’, y yo respondía: ‘Artista’. No sabía lo que era la palabra ‘Artista’, pero intuía que lo mío, por lo menos, era cantar”, contestaba ella. “Me di cuenta que podía cantar, no que iba a ser cantante, cuando era capaz de dar la misma tonalidad que el acorde de la guitarra que tocaba; es decir, cuando no desafinaba o desafinaba poco. Comencé a tocar la guitarra después del accidente que sufrí cuando tenía veinte años”, afirmó por su parte él. "Sufrí un accidente de coche que me provocó una hemorragia interna en la columna vertebral. Tuvieron que operarme y comencé una recuperación lentísima que duró dos años. En ese periodo, en la cama, comencé a tocar la guitarra y a darme cuenta de que, a lo mejor, algún día podría cantar”, proseguía contando el intérprete de 'Soy un truhán, soy un señor'.

Por entonces Julio, que ya llevaba años divorciado de Isabel Preysler, contaba que "me volveré a casar el día que me dé un ataque emocional. Y en estos momentos, nada de eso". Por su parte, la folclórica le confesaba que se autoexige muchísimo a sí misma ("Si estaba mal en una canción me amargaba tanto que me quedaba toda la noche sin dormir") y que, a nivel personal, no estaba pasando por su mejor momento: "No soy feliz. Tengo momentos felices, muy bonitos, pero no soy feliz". Tres años después de estas palabras Rocío se divorciaba de su primer marido, el boxeador Pedro Carrasco.

 

 

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