Resulta una casualidad de lo más oportuna que se anuncie la vuelta a los toros de Jesulín en el mismo momento en el que su nombre ocupa horas y horas de la televisión de nuestro país… La expareja de Belén Esteban proclama que regresa a los ruedos, y lo hará de manera inminente, el próximo 24 de marzo en Morón de la Frontera, Sevilla.
Cuando más se está hablando del de Ubrique y de una historia que todos creímos ya enterrada, nos encontramos, de nuevo, casi en el punto de partida. ¿Por qué? Lo cierto es que podría tratarse de una mera estrategia de promoción del torero para conseguir que se hable de él y garantizarse un lleno en esta plaza sevillana. Bien en sabido que Janeiro despierta más interés por los medios del corazón que por los taurinos. Los primeros son quienes realizan las guardias, seguimientos y tratan de abordarle en su día a día a la búsqueda de una declaración, ocasiones que él aprovecha para recordar al público cuándo podrán verle matar toros. ¿En qué se suele traducir esto? En un estupendo escaparate para que Jesús repita, una y otra vez, en horario de máxima audiencia cuándo toreará, convirtiéndose él mismo en su propio anunciante y consiguiendo una publicidad que valdría su peso en oro.
Si echamos la vista atrás, el año pasado, en la que se suponía que era su vuelta definitiva (pero que al final no, porque un año más tarde aquí le tenemos volviendo a reaparecer), convenientemente, semanas antes, se había desatado la polémica con una supuesta ceremonia de renovación de votos con su mujer, en la que pensaba reunir a sus tres hijos, y que hizo, una vez más, estallar a Belén. La colaboradora consideró que estaba usando a la persona que tienen en común en su supuesto beneficio económico y se enfadó muy mucho en ‘Sálvame’, provocando que se hablará largo y tendido del asunto en la televisión. Todos querían saber la opinión de la otra parte, y el matador se pasó semanas repitiendo “el 19 de agosto, en Cuenca”, cada vez que tenía un micro delante. Repetimos, todos de prensa de corazón. Ninguno de medios taurinos. Una excelente forma de autopromoción, que hacía palidecer a aquella estrategia de Santiago Segura de vestir una camiseta con el nombre y el estreno de la película durante todo el tiempo que durase la promoción del Torrente de turno. Ah, y, al final, de reboda no hubo rastro.
El caso es que este año nos encontramos en las mismas: una polémica del pasado que vuelve con una fuerza inusitada, que emplea a Belén como gasolina del fuego mediático, y una fecha en el horizonte. Mucho nos tememos que, de aquí a nada, Jesulín empezará con su clásica cantinela, “el 24 de marzo, en Morón de la Frontera”.