Se trata de uno de los casos de abuso de poder más relevantes de los últimos años, y era de esperar. Así lo ha dictado la justicia francesa al recordarle a la princesa Hassa bint Salman que el color de la sangre no es relevante, porque todos somos iguales ante la ley.

Artículo recomendado

La trágica muerte de la reina Alia de Jordania, un caso aún sin resolver

Haya de Jordania y emir

La hija del rey saudí ha sido condenada por ordenar a uno de sus guardaespaldas que le propinase una brutal paliza a un obrero. Un trabajador que se encontraba en el apartamento de lujo de la princesa en París a realizar unas obras y que terminó muy mal parado.

A la heredera al trono este abuso de poder le ha pasado factura ya que ha sido acusada después de las declaraciones del propio trabajador. El obrero ha asegurado que vivió el peor episodio de su vida cuando creía que iba a ser asesinado a manos del equipo de seguridad de la princesa Hassa bint Salman.

Hassa creyó que el trabajador le estaba grabando con el móvil, motivo por el cual ordenó a sus guardaespaldas que le propinasen una brutal paliza para adoctrinarle. Así, el hombre recibió varios puñetazos y patadas mientras se encontraba maniatado para minimizar sus movimientos. Para rematar, según ha declarado ante el juez, fue obligado a besarle los pies a la princesa saudí.

La condena que tendrá que cumplir la princesa son diez meses de prisión por un delito de cómplice de un acto de violencia con armas y cómplice de secuestro. Sin embargo, la hermana del heredero al trono saudí no llegará a entrar en prisión por no tener cuentas pendientes con la justicia francesa. Por su parte, Hassa ha asegurado a través de las declaraciones de su abogado que "no hubo robo y no hubo violencia", y que "todas las conclusiones de los investigadores y los certificados médicos demuestran que las acusaciones planteadas por el señor Eid son fantasías". Unas afirmaciones que no concuerdan en absoluto con el parte médico realizado al trabajador.