La reina Sofía y las infantas Elena y Cristina, en Atenas para asistir al funeral por Constantino

La reina emérita Sofía (84 años), acompañada de su hermana, la princesa Irene (80 años), y sus dos hijas, las infantas Elena (59 años) y Cristina (57 años), han viajado a Atenas de nuevo para asistir al segundo funeral en memoria del rey Constantino, fallecido el pasado 10 de enero a la edad de 83 años. Sofía e Irene, muy afectadas por las muerte de su hermano, contaron con el consuelo, no solo de las infantas españolas, sino también por sus sobrinos y sus respectivos cónyuges. Pablo de Grecia (55 años), que no ostentará el título de rey sino el de jefe de la casa real griega, acompañado de su mujer, Marie Chantal (54 años), encabezó la representación de la familia real griega junto a su madre, la reina Ana María (76 años).

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La reina Ana María, con su hijo Pablo y la mujer de este, Marie Chantal.

La ceremonia religiosa, de carácter íntimo y familiar, se ha celebrado en la catedral Metropolitana de Atenas. Pese a ser un evento privado se calcula una asistencia de unas 250 personas. El servicio religioso lo ha celebrado el Santo Sínodo de los altos jerarcas de la Iglesia Griega. Del mismo modo, está previsto un responso en el cementerio de Tatoi donde reposan los restos de Constantino.

Ana María, con su hija Alexia.

Sofía, Elena y Cristina vistieron de luto riguroso. La reina emérita llevó un vestido con falda plisada, abrigo y bufanda. La infanta Elena, por su parte, optó por una falda y blazer negros, mientras que la infanta Cristina, que no soltó de la mano a la princesa Irene, llevó una falda plisada y un blazer con botones dorados. Complementó su look con botas de ante negras.

La reina Sofía sonrió y saludó a las personas que se agolpaban a las puertas del templo que querían mostrar así su apoyo al fallecido y a su familia.

La reina Sofía sonrió a su llegada a la catedral.

La muerte del rey Constantino de Grecia supuso el reencuentro de la reina Letizia y la mujer de Pablo de Grecia, Marie Chantal, después del duro reproche que esta le hizo públicamente tras el incidente de la misa de Pascua. La noche previa al entierro de Constantino, Letizia y Marie Chantal aparecieron muy cómplices, tratando de reflejar que la reconciliación entre ellas era un hecho, al menos, de cara a la galería.