La vida de los miembros de la Casa Real está marcada por las normas. Todos deben seguir una serie de reglas que afectan tanto aspectos personales como profesionales. Un claro ejemplo son los viajes. Ni reyes ni príncipes pueden desplazarse a un país extranjero como el resto de los ciudadanos, sino que deben acatar un firme protocolo. En el caso de la familia real británica se suman una serie de curiosidades y manías que hacen que sus travesías sean toda una aventura.
La revista Lecturas ha hablado con María José Gómez Verdú, experta en protocolo, para desvelar todas las normas secretas que deben seguir el rey Carlos, Kate Middleton o el príncipe Guillermo. "Cuando los miembros de la Casa Real británica se embarcan en un viaje oficial, no se trata simplemente de subir a un avión y hacer las maletas", ha empezado la profesional.
"Detrás de cada desplazamiento hay un entramado de reglas, tradiciones y protocolos que, por momentos, parecen sacados de una novela de época más que de la agenda de un jefe de Estado moderno", ha comentado. ¿Cuáles son estas directrices? ¿Qué motivaciones las empujan? Las descubrimos.
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Todo viaje empieza subiendo a un medio de transporte. El más usado por los royals para desplazarse a otros países es el avión. Para poder usarlo, los monarcas ingleses, los príncipes de Gales y sus hijos deben organizar con quién volaran. "Una de las normas más llamativas es que dos herederos directos al trono, como el príncipe Guillermo y su hijo George, no deben viajar en el mismo avión como medida de precaución para asegurar la línea de sucesión.", explica Verdú.
Cierto es que en los últimos tiempos, "esta regla ha sido relajada", sobre todo "cuando los niños aún son pequeños". Aún así, sigue vigente, demostrando el "peso simbólico que carga cada decisión".
De las maletas de colores a la ropa de luto
Cuando los miembros de la Corona británica saben que deben viajar por compromisos oficiales, empiezan a planear su equipaje. Un elemento que también está marcado por el protocolo. Sus elecciones estilísticas están seguidas de cerca por sus asistentes de moda, así como la logística necesaria para trasladar las prendas en perfectas condiciones.
"En términos de logística, el vestuario se organiza con precisión casi militar: los ayudantes reales preparan 'bolsas del día' con conjuntos completos rotulados por evento, junto con ropa de repuesto ante cualquier imprevisto", ha revelado la experta. Entre estos outfits planeados, se encuentra un conjunto negro. Y no cualquiera.

Miembros de la Casa Real británica durante el funeral de Isabel II
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"Cada miembro real debe llevar siempre un conjunto de ropa negra en su equipaje, sin importar el destino", señala María José. La razón es muy sencilla: en caso de que un familiar real fallezca mientras están en el extranjero, siempre dispondrán de la ropa necesaria para mostrar el luto protocolario.
"Esto se debe a una regla instaurada tras la muerte del rey Jorge VIen 1952, cuando la entonces princesa Isabel se encontraba de viaje en Kenia y no tenía un atuendo apropiado para el luto a su regreso", cuenta Gómez Verdú. Una escena que recogió la serie 'The Crown' y que se ha quedado grabada en el imaginario colectivo. "Desde entonces, la prudencia ha dictado que siempre estén preparados para la eventualidad de una muerte en la familia", comenta la experta.
Una vez cerradas las maletas, los asistentes reales les aplican una etiqueta con un código secreto para saber donde se debe enviar el equipaje y a quién pertenece. "Cada maleta lleva una etiqueta con las iniciales del propietario y una indicación clara del lugar y ocasión a la que corresponde, lo que permite a los asistentes distribuir el contenido con rapidez y exactitud, sin margen de error", afirma la profesional.
Ese código se basa en un sistema de colores que recogió la revista 'Vanity Fair'. "Si es verde las maletas irán al hotel; si es azul esta irá en la cabina de pasajeros durante el vuelo en avión; y si es amarilla la maleta se transportará a una residencia específica, como puede ser la casa de un embajador que se vaya a visitar", enumeraba el citado medio.
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Médicos y bolsas de sangre
Ya sea aquí o en el extranjero, la seguridad y bienestar de los miembros de la familia real es clave. Es por eso que "cada viaje de la familia real incluye un equipo médico y, sorprendentemente, una reserva de sangre compatible con el miembro en cuestión, por si surgiera una emergencia médica en un país extranjero", ha dicho María José.
Esta norma también la siguen nuestros reyes. Felipe y Letizia deben llevar una reserva de sangre de su grupo sanguíneo que se pueda usar de forma inminente en caso de ser necesario. Esta norma habría llegado durante el reinado de Juan Carlos y Sofía, ya que el grupo sanguíneo del rey emérito era A-, uno de los menos frecuentes. Ante el riesgo de quedarse sin este tipo de sangre, se empezó a llevar reservas propias. Aunque, en el caso de Letizia, su grupo es el 0+, uno de los más habituales entre todas las personas, la Casa Real ha continuado con este protocolo.
La documentación de los royals
Un elemento que no puede faltar en nuestra maleta a la hora de viajar es la documentación. Ya sea el DNI o el pasaporte, tenemos que llevar un documento que nos identifique como ciudadanos de nuestro país. Los miembros de la Casa Real británica también. Todos menos el rey o la reina. "La monarca británica, y ahora el rey Carlos III, no necesita pasaporte para viajar, ya que todos los documentos son emitidos a su nombre", ha señalado la experta.
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Este privilegio "no aplica a otros miembros de la familia, quienes sí deben portar su documentación como cualquier ciudadano". Eso sí, el rey o reina deben pasar los controles de seguridad habituales de los aeropuertos. En nuestra monarquía pasa algo parecido, pero la excepción es la reina Letizia.
La Familia Real española no tiene un número de DNI aleatorio como el resto de los ciudadanos. Cuando surgió este documento en 1951, el entonces dictador Francisco Franco se atribuyó el número 1 de este papel. Su esposa, Carmen Polo, tuvo el 2 y su hija, Carmen Franco, el 3.
Sabiendo la importancia que tenía la monarquía en el Estado, se les otorgó los números del 10 al 99 a los miembros de la familia Borbón. Así, el rey emérito Juan Carlos se quedó con el número 10, la reina Sofía el 11, la infanta Elena tiene 12, la infanta Cristina se quedó con el 14 y don Felipe el 15. Se evitó el número 13 por cuestiones de superstición.
Los números se quedaron paradas hasta que nacieron la princesa Leonor, que se quedó el 16, y la infanta Sofía, al que se adjudicó el 17. Sin embargo, la reina Letizia no sigue está normativa y tiene su propio DNI. El motivo es que la monarca nació como parte de una familia común y ya disponía de este documento cuando se unió a la Corona española.
Otras curiosidades
Una vez se llega al país de destino, los royals deben tener en mente unas nuevas normas. "En cuanto al saludo, el protocolo no deja margen a la improvisación. Hay normas sobre cómo hacer una reverencia o un gesto de respeto en cada país, lo que a menudo obliga a una coordinación cuidadosa con los anfitriones locales", desvela Verdú. De hecho, "en algunos actos de especial relevancia, se realizan incluso ensayos previos: desde el saludo hasta el recorrido sobre una alfombra. No se deja nada al azar".
Aparte del evento al que acudan, el resto del tiempo "ningún miembro de la familia real debe firmar autógrafos, hacerse selfies o incluso comer mariscos durante un viaje oficial , otra curiosidad pensada para evitar intoxicaciones o usos indebidos de su firma", ha sorprendido Verdú.
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Si durante el viaje, reciben regalos estos siguen sus propias reglas. "Todo obsequio que la realeza recibe en el extranjero es documentado y pasa a formar parte del inventario de la Corona. No pueden aceptar regalos personales libremente, lo que refuerza la idea de que, en estos contextos, el individuo desaparece para dar paso a la institución", ha indicado la profesional.
Otra singularidad que nadie espera de estos viajes es que "los Windsor viajan con su propio licor". Una manía que "más allá del gusto personal, asegura la calidad y seguridad de lo que consumen, eliminando cualquier riesgo innecesario durante sus desplazamientos por el mundo", afirma.
Eso sí, a pesar de encontrarse en un viaje y lejos de casa, sus responsabilidades no cesan. "Ni siquiera el monarca está exento de la rutina: el famoso 'Red Box', la caja roja con documentos gubernamentales, le acompaña a donde vaya, manteniéndolo al tanto de los asuntos de Estado aunque se encuentre a miles de kilómetros de casa", explica María José.
De esta manera, los desplazamientos de los reyes Carlos y Camilla, del príncipe Guillermo y Kate Middleton con sus hijos u otros miembros de la familia real están marcados por un sistema de normas inamovible. "Todo este ceremonial puede parecer excesivo, incluso anacrónico. Pero también habla de un concepto profundamente británico: la monarquía como símbolo, no solo como institución", justifica Verdú. Cabe recordar que "en cada viaje, los Windsor no solo representan a su país, sino también a siglos de tradición, estabilidad y, sí, también de excentricidades que alimentan su mito", ha concluido.