El corazón de la infanta Elena: de su matrimonio con Marichalar a su escarceo con Cayetano Martínez de Irujo

Antes de anunciar su compromiso con el aristócrata pamplonés, padre de sus dos hijos, la hermana mayor de Felipe VI fue relacionada con montones de pretendientes que ahora recordamos

La infanta Elena
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Álex Ander
Álex Ander

Periodista especializado en corazón y crónica social

El año 1994 llegó movidito para el mundo de la prensa del corazón. De hecho, fue en aquel mes de enero cuando una conocida revista hizo público que la infanta Elena mantenía una relación sentimental con un joven aristócrata llamado Jaime de Marichalar. La pareja se conoció en 1987, cuando la hija mayor de los entonces reyes Juan Carlos I y Sofía se trasladó a París a estudiar un curso de posgrado —el pamplonés llevaba ya un tiempo residiendo en la ciudad del Sena, donde trabajó en un par de entidades financieras—. Ambos entablaron amistad rápidamente y compartieron muchas jornadas con conocidos comunes, aunque su historia no empezó a ir más en serio hasta entrados los noventa. Hasta que eso pasó, a la infanta le dio tiempo a ser relacionada con montones de pretendientes.

Su primera ilusión, o eso cuentan al menos, fue un guaperas de apellido ilustre con quien coincidió en el colegio Santa María del Camino, donde estudió bachillerato. Luego tuvo un escarceo con el jinete Luis Astolfi Pérez de Guzmán, al que conoció en la hípica, pero la presión de los medios y la negativa de Astolfi a cambiar de vida dio al traste con su historia, que nunca llegó a confirmarse por ninguna de las dos partes. Más tarde se cruzó en su camino otro jinete, Alfredo Fernando Durán. "Alfredo es como un Guadiana que aparece y desaparece en la vida de la infanta", escribiría el periodista Basilio Rogado en 1995. "Le tocó salir a escena después de Astolfi, hacer mutis cuando subió al escenario el arquitecto malagueño Alfredo Santos Galera y volver a aparecer durante el pasado verano, cuando la infanta quiso poner una cortina de humo entre los rumores de '¡Hola!' y su verdadero amor".

Su alteza real también tuvo al retortero al archiduque Jorge de Habsburgo, que no llegó a enamorarla pero por lo visto lo intentó, y hasta protagonizó un idilio con Cayetano Martínez de Irujo, hijo de la duquesa de Alba, con quien coincidía en muchos concursos hípicos. El propio hijo de la duquesa de Alba explicó en su libro de memorias, 'De Cayetana a Cayetano', que la cosa sucedió poco antes de los Juegos Olímpicos de Barcelona 92 y, para disgusto de doña Sofía, que veía en él a un buen partido para su hija, apenas duró tres meses.

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Infanta Elena

Una relación complicada

"No estaba preparado para mantener una relación seria con una mujer, ni con la infanta de España ni con ninguna otra", confesó el aristócrata. "Buscaba la normalidad, alcanzar un entorno cotidiano sin sobresaltos, como el del resto de la gente, no pertenecer a mundos exclusivos, que tanto daño me habían hecho. Necesitaba desesperadamente reafirmar mi personalidad al margen de la familia en la que había nacido. Continuar con Elena era destruir el esfuerzo titánico que mantenía para asentar mi propia identidad. Quería salir de mi palacio, no entrar en otro".

Después de aquello, Elena anunció su compromiso con Jaime de Marichalar y, en marzo de 1995, celebró su boda en la catedral de Sevilla. Pese a que ambos se conocían bastante bien, la convivencia no fue sencilla. “El fuerte carácter de la infanta no gustaba a Jaime, que rehuía cualquier tipo de enfrentamiento centrándose en el trabajo”, escribió la periodista Núria Tiburcio. “Sabía del pronto de su mujer, pero esos choques tan constantes lo agotaban. Por su parte, la infanta se refugiaba en sus amigos. Viajaba con asiduidad a Madrid [empezaron residiendo en París], se distraía acudiendo a clases de cocina���. 

A principios de 1997, aburrida de la vida que llevaba en Francia, la infanta le rogó a su marido regresar a Madrid. Allí nacieron sus dos hijos: Felipe Juan Froilán, en 1998, y Victoria Federica, en 2003. Entre un alumbramiento y otro, la pareja se enfrentó al momento más trágico de su relación cuando Marichalar se vio obligado a ingresar en el hospital madrileño Gregorio Marañón tras sufrir un ictus mientras hacía deporte en el gimnasio.

Sin pareja conocida

Dicen que aquel episodio cambió al pamplonés y afectó demasiado a su convivencia con Elena. Tanto es así que en 2007 la Casa Real anunció “el cese temporal de la convivencia” entre ambos. Dos años después de la separación, la pareja inició los trámites de divorcio "de mutuo y común acuerdo". Después se supo que el proceso había sido complicado, puesto que cada uno culpaba al otro del fracaso del matrimonio, y que la infanta, sin pareja conocida en los últimos años, optó por centrarse en su trabajo en la Fundación Mapfre y, sobre todo, en la educación de sus hijos, que hoy parecen ser su absoluta prioridad. 

Ahora, la hermana mayor de Felipe VI, madre de dos hijos adultos, y sin pareja conocida vive más feliz y libre que nunca.

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