Un experto en imagen advierte sobre el rey Juan Carlos: "Al evitar el cara a cara con Miguel Ángel Revilla refuerza la narrativa de impunidad que tanto daño ha hecho"

La imagen del rey emérito no es especialmente buena en los últimos años, pero sus actos no consiguen hacer que esto cambie, o eso opina nuestro experto

Pablo Sánchez
Pablo Sánchez

Periodista especializado en corazón y actualidad

Juan Carlos
GTRES

Esta semana la última polémica alrededor del rey Juan Carlos I (87 años) continuaba. Tras denunciar al expresidente de Cantabria, Miguel Ángel Revilla, por presuntos delitos de derecho al honor, el exmonarca le reclama 50.000 euros, no habiendo acudido a la sede judicial donde se va a llevar a cabo este proceso y donde en los últimos días veíamos a Revilla asistir al acto de conciliación. Este no dudaba en cargar contra el denunciante, al que recomendaba pedir disculpas y “repatriar todo el dinero”, reiterando lo dicho y dejando en evidencia los negocios sucios que habrían sido probados contra el padre del rey actual. Sobre este enfrentamiento hemos querido charlar con Pau Sabaté, experto en imagen y marca personal que nos ha dado su opinión de esta guerra mediática que parece no haber hecho más que empezar.

El gran error del rey Juan Carlos I

Sabaté tiene claro que "al evitar el cara a cara con su detractor, Juan Carlos I refuerza la narrativa de impunidad que tanto daño ha hecho a su reputación", siendo bastante destacable el hecho de que el emérito se encontraba en el momento de esta vista en uno de sus lugares favoritos de nuestra geografía, Sanxenxo, donde está navegando estos días. El no haber acudido "evidencia un claro desentendimiento por las consecuencias de sus actos pasados. Bajo mi punto de vista, es todo un error navegar en Galicia mientras se libra una batalla legal en Cantabria", creyendo que esto no le hace ningún favor a la ya de por sí denostada imagen del monarca.

Rey Juan Carlos
GTRES

"Esto solo alimenta la percepción de que el emérito elude responsabilidades. Este contraste entre el silencio institucional y la exposición mediática en regatas no puede ser más perjudicial para su reputación", añadiendo que su falta a esta cita “ha sido percibida como una muestra de indiferencia o, peor aún, como una estrategia de distanciamiento".

El rey emérito y su intento de recomponer su imagen pública

Revilla ha pasado de ser amigo del rey a uno de sus mayores críticos, lo que ha hecho que se vea metido de lleno en esta batalla legal. Este cambio lo ha querido también comentar con nosotros el experto, que asegura que "esta transformación va más allá. Refleja un fenómeno más amplio, la desafección de buena parte de la ciudadanía. El capital simbólico de Juan Carlos I, construido durante décadas, se ha ido diluyendo ante la falta de autocrítica y los escasos gestos de reparación. Su salida a Abu Dabi en 2020, leída como un exilio voluntario, y sus acciones judiciales parecen más centradas en limpiar su expediente que en reconstruir su imagen", dejando constancia de la mala imagen del rey de cara al pueblo español en los últimos años.

rey Juan Carlos
Europa Press

Y aunque este quiere limpiar su imagen, siendo seguramente uno de los motivos por los que ha denunciado al político, Sabaté confirma que "una rehabilitación que no se logra solo con demandas, se construye con actos de transparencia y humanidad", necesitando ver por su parte una “declaración pública de responsabilidad o arrepentimiento, difícilmente logrará recuperar el respeto perdido".

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El conflicto entre ambos y su posible resolución

Mientras el político acudía al acto de conciliación convocado en el juzgado de Primera Instancia 13 de Santander, Juan Carlos I decidía no dejarse ver en Cantabria. Estando en Galicia, la prensa le preguntó si iba a presentarse en el juzgado santanderino, dejando claro que no entraba entre sus planes, ya que pretendía centrarse en sus amistades y el mar.

Miguel Ángel Revilla
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Revilla aseguraba sentirse “tranquilo” y confesaba que esperaba que el emérito “venga si esto acaba en juicio”. Tras recibir la denuncia, el cántabro calificó de "injusto y mezquino" que una figura “inviolable” según la Constitución haya decidido ir “a por un ciudadano sabiendo que al rey no le podemos hacer nada”. Al salir del acto de conciliación Revilla tenía claro que "no hemos conciliado nada. Me mantengo en lo que he dicho. Quizás pueda haber algún exceso verbal en que yo a veces hablo de 'corrupto' o 'presunto corrupto', de 'delincuente' o 'presunto delincuente", destacando que esto seguramente podría terminar en juicio. Revilla insistía en que no había mentido y que simplemente dijo “lo que piensa la mayoría de los españoles”.