“Pensé que había caído en la trampa y que era realmente un idiota”. Iker Jiménez ha estrenado una nueva sección en ‘Cuarto Milenio’ donde ha narrado una experiencia vivida en primera persona que no va a poder olvidar nunca. El presentador se había trasladado hasta la zona de la Sierra del Retín en busca de misterios. Lo que no imaginaba era que esa excursión podría haber terminado de la peor forma posible: con su muerte. “Estaba solo, en ese refugio de la Sierra del Retín, esperando a que vinieran mis verdugos…”, se lamentaba en voz alta.

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Iker Jiménez

“Eran tiempos sin móviles, caía la noche y no encontraba ningún lugar en el que dormir, así que ya me veía pasando la noche dentro del coche”, comenzaba Iker Jiménez en ‘Cuarto Milenio’. EL presentador, viendo que llegaba la noche, entró en una vieja venta y pidió si sabían de un lugar para poder pernoctar. “Tuve la corazonada inmediata, como un punzón en la nuca, que te dice que te vayas de allí”. Pero no se fue. “Allí empezó una odisea que yo nunca he olvidado”.

Dos hombres se acercaron al presentador y le dijeron que sí, que sabían de un lugar pero que les tenía que acompañar. “Yo no sabía dónde me llevaban y la carretera era cada vez más estrecha. Yo ascendía por una especie de puerto, con dos tipos que no me habían dado una buena sensación, sin saber a dónde iba. Así que empecé a pensar que eso iba a acabar mal, que me llevaban a un sitio para desvalijarme y vaya usted a saber qué más”, explicaba en directo. “Llegamos a una especie de cortijo, de refugio, o caseta militar y me dijeron que ese iba a ser mi hogar en la noche. Vi un pasillo con varias habitaciones, cada una más lúgubre que la otra. Me fijé que mi habitación no tenía llave y ahí me dejaron”.

Iker Jiménez

Iker Jiménez, durante 'Cuarto Milenio'

Cuatro

“Estaba solo, en ese refugio de la Sierra del Retín, esperando a que vinieran mis verdugos, según mi mente, y leyendo unas cosas espantosas. Ya no sabía qué hacer”. El presentador, temiendo por su vida, empezó a escuchar voces, susurros, hasta salió al pasillo y vio una figura agazapada. Como pudo, venció el terror y atrancó la puerta de la habitación. “Pasé una noche de verdadero terror, aunque no me agredieron”.

"Tiempo después, imaginé que igual solo me habían querido ayudar. Volví a aquel lugar dos veces y nunca encontré la venta ni el refugio. No estaba el sitio ese, seguramente había sido derruido en 5 años. Intenté investigar, pero ya no existía nada”. Sin duda, una historia digna de ‘Cuarto Milenio’.